Tras un nuevo aniversario de la fundación de Azul, es necesaria una reflexión sobre nuestra ciudad desde una perspectiva histórica. Considerando esta vez no el inicio de su historia como poblado conquistado por el huinca, sino como un espejo retrovisor a lo que acontecía hace un siglo.
Escribe: Angie Levigna
100 años atrás, en el año 1923, Azul, la pintoresca ciudad ubicada en la provincia de Buenos Aires, se erige como un crisol de historia y transformación en la Argentina de la década de 1920.
Este periodo se caracteriza por un telón de fondo de cambios políticos, sociales y culturales, y Azul no es una excepción a esta efervescencia. A medida que el país avanza y se posiciona en el entramado mundial que nos deja la posguerra y se esfuerza por consolidar una identidad pensada por los sectores dominantes desde lo socioeconómico, la ciudad de Azul se convierte en un microcosmos de estas dinámicas, reflejando tanto los desafíos como los éxitos de la época.
Este breve ensayo busca sumergirse en las raíces de nuestra ciudad, explorando sus facetas históricas y examinando cómo este periodo crucial ha dejado una marca indeleble en la configuración de la ciudad. Pero, y no obstante lo aclarado hasta este momento, quisiera remarcar que este análisis no sólo busca desentrañar los acontecimientos específicos que dieron forma a Azul en 1923, sino también iluminar la intrincada interconexión entre la historia local y la política nacional, revelando cómo ambos se entrelazaban para dar forma al tejido social de la ciudad y contribuir al complejo mosaico de la Argentina en ese periodo crucial.
Ya lo que habían sido los festejos por el centenario de la formación de la Primera Junta de Gobierno habían marcado una agitada vida social, reflejo que se pudo y puede observar en los medios de comunicación existentes en ese momento, al mismo tiempo que las diferencias económicas se hacen presentes y marcan la coyuntura de un entramado social complejo y desigual.
A modo de ilustración, debemos pensar que parte de los festejos de ese 1910 consistía en la distribución de víveres “a más de 1000 pobres”. Puede vislumbrarse de esta manera, que el verdadero festejo era para unos pocos, mientras que otros sólo eran considerados no como actores involucrados, sino como seres pasivos que eran necesarios para un acto de dádivas.
Para el período histórico que nos compete, debemos resaltar que ya se habían fundado diversas instituciones deportivas, sociales y religiosas (que son al día de hoy parte de la comunidad), donde la impronta de personalidades fuertes como las del Dr. Ángel Pintos y el sacerdote César Cáneva serán huella para la ciudad, como ser los clubes Azul Athletic, Alumni Azuleño y el Club de Remo; el Hogar Sagrado Corazón; los Colegios Nacional, Normal, Inmaculada Concepción o escuelas primarias como la número 28, entre otras.
Sin embargo, cabe destacar y aclarar que a medida que Azul y las ciudades que hoy conforman el partido se expandían en la década de 1920, su desarrollo no estaba desvinculado de los acontecimientos políticos que marcaban la pauta a nivel provincial y nacional.
En 1923, la Argentina experimentaba un periodo de redefinición política y social, caracterizado por cambios significativos en la escena nacional. La UCR se perfilaba como una importante fuerza política en todo el país bajo la dirigencia de Hipólito Yrigoyen y para estos tiempos la presidencia de Marcelo T. de Alvear. Por supuesto, esto implicaba la existencia de una oposición mucho más relacionada con el modelo agroexportador y conservador que había monopolizado la escena política y la posesión de cargos públicos hasta 1914 / 16, según el historiador o la historiadora que se analice.
Más esto no es regla en Azul. Nuestra ciudad, con una tradición política más alejada del radicalismo de estos tiempos, contaba con un intendente referente del partido Conservador, Francisco Pourtalé, quien gobernaría hasta el 1 de enero de 1924. Sería reemplazado por otros miembros del partido Conservador en ese mismo año, de notoria influencia como Pedro Guiraut o el mencionado Doctor Pintos.
En este contexto, el auge y caída de liderazgos políticos, las disputas partidistas y las políticas económicas de la década del 20′ dejaron una huella palpable en la trama urbanda de Azul. La toma de decisiones a nivel nacional resonaba en las calles de la ciudad, afectando directamente a sus habitantes y moldeando su destino colectivo.
La interacción entre los eventos locales y la política nacional tejía una compleja red de influencias que moldeaba la identidad azuleña y su posición dentro del contexto argentino de la época.
Cabe ahora replantearnos las preguntas, o al menos, el primer atisbo de reflexión:
¿Ha cambiado nuestro núcleo urbano en el último siglo?
¿Ha quedado Azul ceñido a una tradición política y social que nace en los albores del siglo XX?
O por el contrario; ¿hemos roto con esa estructura de instituciones fuertes ligadas a los sectores más poderosos y conservadores?