La docente se introduce tal como lo hiciera ante las autoridades de la Secretaría de Cultura, tres años atrás, en el marco del concurso por la dirección del Museo de Artes del Partido de Azul.“Hola. Soy Karina Ruiz, profesora de Artes Visuales”. De inmediato enuncia los fundamentos con los que obtuvo la titularidad del espacio municipal en 2019: “Asumí con un proyecto de gestión que considera a la museología con una perspectiva de derecho, polifónica y de género”.
Este testimonio, que emerge de un video selfie subido en sus propias redes, conforma el primer descargo público de la profesional desde que la Municipalidad de Azul determinara su expulsión como Directora del López Claro. Mientras ella quebranta el silencio, el gobierno comunal no hará la excepción, y prolongará el suyo como ha callado sistemáticamente ante cada expulsión o renuncia forzada en su organigrama.
Ruiz prosigue con firmeza: «Aposté a la potencia del Museo en beneficio de la comunidad local y sus diferentes actores locales”. El apoyo de todo un colectivo de artistes multidisciplinarios, las sucesivas visitas y prácticas in situ de colegios e instituciones públicas, y centenares de concurrencias diversas que conocieron el museo por vez primera, le otorgan sustento y validan los resultados de tal apuesta.
Siente Ruiz, que hay una sentencia que debe cantar para no morir por dentro. Porque se trata de apaciguar su propia conciencia en torno a su dirección transformadora y sin precedentes para el López Claro – mejor dicho, para el López Claro – Betinelli:
“Sé que mi gestión no fue afín a la actual gestión municipal, lo cual no implica que fuera mala o irregular”.
Con esta última aclaración, la docente parece referir a la postura de la Secretaría de Cultura que responde a Maya Vena, en tanto nunca aspiró a efectuar un balance objetivo del Museo con Ruiz como titular. Ni en sus enfoques, ni en su perspectivas, ni en su agenda, ni en su inclusión, ni en su llegada. A final de cuentas, durante el año regular, el bertellysmo mide a las culturas por su rédito económico, y en tiempos electorales, por su masividad.
Ese destrato de la actual gestión comunal por la cultura con sentires populares y sentidos polifónicos, se palpa en el fragmento del descargo de Ruiz, donde narra comó procedieron con el cese de sus funciones: «El 18 de julio de 2022, mientras desarrollaba mi jornada laboral en el museo, recibo un recurso humano para notificarme de un decreto. Me notificaban del cese de mis funciones, y mi reasignación como tallerista en el salón de usos multiples del SUMAC… fuera del museo».
«Dentro de este panorama de cese – continúa Ruiz -, lo que hubiese correspondido es la acción de relevamiento transpatrimonial de la gestion saliente, o sea la mia, y otra para la gestion entrante (en alusión a su reemplazo, Silvio Oliva Drys), para tranquilidad y seguridad de las partes». «El caso – suma como resignación en tiempo presente – es que el relevamiento de la gestion saliente aún no se efectúa».
Con respecto al flamante Director – que, bien cabe recordar, ocupara el mismo cargo hasta su renuncia en 2009 – sólo se ha expresado en una oportunidad, el 27 de julio y de forma exclusiva para «La Primera Mañana», programa radial que conduce Andrea Castro. Oliva Drys definió que la petición parar retomar el mando del López Claro lo tomó «por sorpresa», y lamentó encontrarse «con una realidad urgente de trabajar para volver a ponerlo en valor». Si bien valoró que en estos últimos trece años el patrimonio se haya acrecentado, sentenció que el mismo «no estaba bien cuidado», al igual que los vínculos con entidades históricamente ligadas al espacio, como «La Asocación Amigos del López Claro», «que estaban quebrados». Sus últimas palabras en sú primera y última aparición como titular, combinaron la añoranza de «trabajar para que el Museo no quede como un lugar vacío de contenido», con la promesa de que, en lo que resta del 2022, «se va a mantener el cronograma pautado por la anterior Directora por respeto a todos los artistas que ya han sido convocados».
Retomando el descargo de Ruiz, no puede advertirse si el siguiente planteo se fundamenta en esta declaración de Oliva Drys, o bien, si está motivada por alguna irregularidad, pase de facturas, o devolución puntual por parte de las autoridades comunales en el marco de su expulsión. «Por eso – se pregunta la museologa: ¿cómo me defiendo ante las recientes amenazas con acusación de apropacion de bienes? Acusaciones que llegan a mí a través de medios no oficiales, y con una evidente actitud intimidatoria».
«Desmiento con firmeza tales dichos», expresa de forma categórica, «y rompo el silencio para manifestar la broca que me provoca, semejante nivel de ensañamiento, que no comprendo y por el cual me revelo». Sin la esperanza de que llegue la rectificación de estas infundadas sospechas, ni que se efectue el debido relevamiento transpatrimonial adeudado desde su forzada salida, Ruiz concluyó su descargo con la sentencia de que «tales actitudes de velada violencia, resuenan a ecos de acoso deliberado, con el único fin de ensuciar mi imagen profesional, y mi sentir personal».
Aún así, en el broche su descargo eligió subrayar su satisfacción por haber conservado esos tres pilares hasta el último día en el cargo : «Cierro un ciclo de trabajo gestivo con la certeza de haber trabajado honorablemente en pos del patrimonio y la comunidad artística local».
A quien corresponda, el CV
Karina Ruiz decidió que el único texto que acompañara el video descargo, fuera la enumeración de sus títulos y oficios directamente vinculados al ámbito artístico-cultural:
Profesora en artes visuales; Educadora de museos; Formada en Museologia social y comunitaria, Conservación Preventiva; Mirada de géneros en museos archivos y bibliotecas; Estrategias de registro de patrimonio cultural inmaterial; Museos como espacios sociales de mediación en UNSAN, UNLP, Universidad del litoral, IPAP, etc;
Becada por fundación Typa en 2015 para Museos Reimaginados; participante en ABM+2020; convocada y reconocida profesionalmente por multiplicidad de ámbitos pertinentes a la gestión, investigación, Curaduría y mediadora cultural.
A los ojos de una autoridad cultural competente, bajo el primsa de artistes, emprendedores y hacedores de las artes y las culturas, el curriculum focalizado denota cuan sobrecapacitada estaba para gestionar una institución orientada a las Artes, de caracter estatal y orientado a la comunidad como el López Claro.
Ruiz no publicita sus aptitudes vocacionales para complementar su actual oficio como tallerista en el salón de usos multiples del SUMAC. Expone sus multidisplinarias capacidades como museóloga para reforzar su mentada teoría: no fue expulsada producto de un balance de gestión negativo, sino un enseñamiento particular y político contra su visión, proposiciones y valores como gestora de un Museo vivo y empoderado.