El último baile del monje negro

Por: Francisco Blando (Director de Azul Hasta El Estallido)

 

Enfrentó el desaire de su hermano del alma en las sombras. Allí, en su hábitat de lobbys y de acuerdos espurios, de gestiones con intereses propios fraguados en obras públicas, vio cómo el índice de su mayor y más redituable invención política le indicaba la puerta de salida.

Creía inverosímil que algun día, Hernán cortara los hilos tejidos sobre sí, urcidos mientras éste repartía sus días como sonidista, imitador de “Sandro” y motor de la “Fiesta de la Vaca”, y el rosarino gozaba de credenciales como asesor de Arlia, Ministro de Infraestructura del gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Esos nudos que fueran anudados arriba del trampolín que construyó para que salte como concejal “nacional y popular”, y que conduciría desde 2016 como Jefe de Gabinete, una vez el intendente salió a flote en tapas nacionales como ferviente macrista, bautizado a domicilio por María Eugenia Vidal.

Nunca imaginó Alejandro Vieyra, que llegado el día 2500 del Gobierno creado y direccionado a su ambición y conveniencia, el propio Hernán Bertellys decretaría el destierro político de su mano derecha. Deshilachados por la derrota electoral, el sobrepaso de rivales orgánicos, y las venas abiertas de una gestión deficitaria y negligente, los hilos de quien ideó y planificó el “bertellysmo” para solapar el mandato del “vieyrismo”, fueron despedazados en la intimidad hogareña del intendente. “Hacé las valijas… esto hasta acá llego”, habría sido la sentencia del jefe en los papeles al jefe en los hechos la tarde del miércoles 12. La condena, como castigo añadido, quedó fraguada a las 16 del día siguiente, en uno de los tradicionales comunicados efímeros del Municipio, titulado “Cambios de gabinete”:

“La Municipalidad de Azul informa que se creó a partir de la fecha, la Unidad de Enlace con Organismos Públicos Nacionales y Provinciales que estará a cargo de Alejandro Vieyra quien dejará de desempeñarse como Jefe de Gabinete para abocarse a dicha tarea”.

Hasta el martes 1° de noviembre, ese había sido el último acto de Vieyra en el Estado azuleño: autocoronarse al frente de un cargo fantasma, enmascarando un temporario y decoroso exilio como dominador de la administración pública. Porque el último baile del monje, testimonial o contribuyente, será como edil de Nuevo Azul en el Concejo Deliberante.

 

Silencio atroz y mirada desafiante: los sellos del retorno de Vieyra

 

Ocupó el extremo de la bancada oficialista con la gesticulación adusta de un vencedor vencido. Ironía y protocolo dispusieron que se ubicara a diestra de la ex banca de Pedro Sottile, el más acérrimo escudero de Hernán, e inexorable nueva mano derecha del Intendente. Presentes y espectadores virtuales posaron de inmediato su mirada sobre él, con incredulidad pasmosa. El cuerpo en su conjunto, en simultáneo, ratificaba aquello que jamás creyó: su enigmático pedido de licencia como concejal durante 60 días, “por razones particulares”, era una farsa. Otra mancha a una credibilidad divorciada de la comunidad inclusive con anterioridad a las últimas PASO.

En la sesión del martes pasado, el pleno de les ediles estaba impedido de esclarecer tan intricada petición, arribada una hora y media antes del comienzo de la jornada legislativa. Apenas hubo consenso en desestimar la nota que le antecedió, en cuanto su espíritu era antagónico a la segunda, porque planteaba una licencia en pos de esperar el acto administrativo que formalizara su renuncia al cargo en la jefatura. En su pedido de licencia hasta el 31 de diciembre, no dedicó un sólo párrafo tendiente a inferir los motivos de su requerimiento. Ni una mísera línea que argumentara un ausentismo de varios meses (si se contempla el parate hasta las sesiones 2023) al cargo público que juramentó cumplir. Las notas eran ilegibles. No había margen para consentir una u otra. La sumatoria de desprolijidades del exiliado fue complementada con el faltazo de Jessica Córdoba (quien debía reemplazarlo por sucederle como 5° edil en la lista de Dar el Paso Juntos), y coronada con la firma de la presidenta María Inés Laurini, dictaminando que el cesado jefe sumaba una falta en su función legislativa.

Trajeado, tal como asistiera en diciembre a la asunción del renovado cuerpo, con Paola Ficca y María Cristina Álvarez a su lado, completando el interbloque de Nuevo Azul, fue interpelado en las palabras iniciales de la presidenta del cuerpo: “Vamos a dar inicio a la décimo séptima sesión ordinaria, con asistencia perfecta. Bienvenido, Concejal Vieyra”. Acto seguido, tras dar lectura a los dos primeros puntos del orden del día, Laurini orienta una mirada irónica hacia el monje, y procede: “Punto número tres, expediente 15.374/2022; “Concejal Alejandro Vieyra eleva nota solicitando licencia a su cargo hasta el 31 de diciembre inclusive, por motivos personales… el Concejal Vieyra está presente en la sesión, y ahora solicita levantar la nota”.

Allegados circunstanciales, pronosticadores experimentados de su andar político, la sociedad en su rosca cotidiana, eran categóricos al señalar que entre Vieyra y Azul había un nunca más. Por caso, en su única aparición mediática una vez fuera del Partido, aquél video selfie o balacera de cinco minutos contra el intendente, disparó sincericida que “descansaría después de haber tenido que gobernar 7 años con Azul en el Lomo”. Pisoteó sus falaces palabras, porque el revanchismo direcciona sus decisiones. Desde que escuchó de su boca «hasta acá llegamos», la asignatura pendiente del monje en territorio azulado es dilapidar toda proyección política de Hernán, dentro, y más allá de Azul.

Esa es la “razón particular” para que se apersonara en el recinto, ante un cuerpo deliberante que desestimó de forma sistemática como secretario de gobierno, incumpliendo el decreto municipal impuesto por el bertellysmo, que otorga obligatoriedad a la visita periódica del jefe de gabinete.

Inmutable, el monje seguiría de reojo los embistes de Joaquín Propatto, Natalia Colomé, Jorge Ferrarello, Ramiro Ortiz y Verónica Crisafulli, ediles propinantes en nombre de sus respectivos bloques. Con mayor o menos sarcasmo, dedicaron el cierre de cada exposición a “celebrar” que el concejal ejerza la representatividad que miles de ciudadanes le confiaron en las urnas. El presidente de Todxs abrió la ronda con fuego a discreción:

“(…) No podemos pasar por alto este pedido de licencia que ahora se levanta, cuando el intendente Bertellys ha hecho denuncias respecto del concejal. Y el propio Vieyra también, en uso de las redes sociales, envío un video diciendo que el intendente le delegó todas sus funciones. Nadie da ningún tipo de explicación certera, como le corresponde a este cuerpo, pero fundamentalmente, a la comunidad. Dicen de una pelea, que pareciera, es en términos personales, porque yo sigo viendo que hay un solo bloque. ¿Por qué se distanciaron?

Políticamente hay un bloque de tres (Vieyra-Ficca-Álvarez), que es el bloque de Nuevo Azul, que responde a un Partido del mismo nombre, cuya presidenta es Lucrecia Egger, esposa y ex senadora del concejal Vieyra. Bloque que hasta la pasada sesión lo presidia Pedro Sottile, actual secretario de gobierno del intendente. ¿Es joda esto? ¿Nadie va a explicar nada?

Debemos tomar los dichos del intendente, las acusaciones que ha hecho, y que alguien dé explicaciones. Fundamentalmente el concejal Vieyra. No podemos pasar por alto lo que ha mencionado: que le ha delegado, que ha estado prácticamente rehén del concejal Vieyra, y que todo el desastre de esta gestión es producto de del gobierno de Vieyra. Entonces: ¿Dónde estuvo Bertellys en estos siete años? La verdad que podría dar explicaciones el propio Vieyra. Enhorabuena que está sentado acá, porque lógicamente hay una carga publica y ha sido electo por una parte de ese electorado que es Juntos por el Cambio, y al cual pertenecen gran parte de estos bloques que han sido y son socios políticos. Alguien debe dar explicaciones. Acá se han ido funcionarios como Arruti, por ejemplo, diciendo que él no coimeaba, dando a entender que había coimas en esta gestión. Nadie de la UCR, del PRO, dijo nada. De Nuevo Azul, menos. Por citar un ejemplo. Entonces, no son dos días; son siete años de gobierno. Es inadmisible que el Concejo Deliberante deje pasar por alto esta situación”.

Pese a la insoslayable concatenación de denuncias de Propato contra su figura, Vieyra no contratacó al presidente del Frente de Todxs. Ningún murmullo a sus compañeras de bloque, siquiera un gesto sarcástico que insinuara su confianza en seguir gozando de inmunidad política, y a la vez, la estoicidad que impondrá ante cada acorralamiento discursivo, motivada por la persecución de “su razón particular”.

Sin interrupciones de por medio, Natalia Colomé tomó la posta del propinante. “Está bueno salirnos de estas desprolijidades constantes, porque realmente es poco serio”, sentenció a primeras, “y porque además ponen en un lugar incomodo a los concejales que, con compromiso, asumimos nuestra responsabilidad y tratamos de dar lo mejor de nosotros al servicio de la comunidad”. La referente de Podemos Azul imploró que, “más allá de esta novela que desde nuestro punto de vista no merece un capítulo más, el concejal Vieyra empiece a trabajar con nosotros en las comisiones”. “Y que el intendente gobierne, como tiene que gobernar; resolviendo los problemas de la gente”, reorientó hacia el Ejecutivo su demanda. “Esperemos que lo que queda del año legislativo – porque nos queda el presupuesto (2022) y se viene la ordenanza fiscal e impositiva -, verdaderamente haya un compromiso del bloque Nuevo Azul, y podamos trabajarles con seriedad”, coronó la edil su expresión de anhelo.

“Me pone bien que venga el concejal Vieyra a cumplir sus funciones. Es lo que estábamos pidiendo, es lo que pedía la ciudanía (…) Y con relación a que se siente en las comisiones, bienvenido para todos los concejales, para trabajar más que todo en el presupuesto municipal”. Las medidas palabras que sucedieron a Colomé, corresponden, ni más ni menos, que al némesis del Bertellysmo con Vieyra, símbolo de la lista que venció por paliza al monje en las primarias, y, en efecto, dilapidó el sueño cercano del monje de dominar en soledad la intendencia. Jorge Ferrarello descartó apretar la herida abierta del aludido, en su primer cara a cara como ediles. Sin embargo, cerraría con una estocada, coherente con su discurso de campaña de “haber enfrentado y vencido al Ejecutivo”. “Por más que Bertellys diga que la responsabilidad era de Alejandro vieyra – discrepó el líder de Dar el Paso -, eran los dos quienes estaban en el Municipio, y el máximo responsable sigue siendo el intendente”.

En cuanto a la ponencia de Ortiz, no habría más que un enfoque jurídico, contemplando que el PRO ya había condensado su postura en torno a la ruptura del cogobierno en un comunicado oficial. “Celebro que se haya presentado el concejal vieyra”, adhirió el presidente del partido macrista, “y que haya retirado su pedido de licencia, porque la verdad, que motivos personales no es suficiente”. En contrapartida, recordó que antecedentes de licencias otorgadas en gestiones anteriores – la suya y de otres ediles actuales incluídas -, todas signadas por razones justificadas y con un plazo no superior a los 20 días. “A la ley orgánica (del Municipio), al reglamento interno, hay que cumplirlo, porque si no, no hay orden”, encaminó Ortiz de modo tajante su cierre. “Esta nota (la de Vieyra) no cumplía con el basamento legal: ´motivos personales´, la verdad, que no está anunciado en ninguna ley”.

Será en esa línea el cierre de la ronda expositora, a cargo del GEN, en la voz de Crisafulli: “Tantas notas entradas y retiradas hablan de desprolijidades, y, hasta en cierto punto, de falta de respeto a la comunidad que ha emitido su voto, y procede a elegir para que tengamos el privilegio de ocupar estas bancas”. Previo a Crisafulli, Propato insistió pertinentemente en la necesidad de que el cuerpo adopte una postura de fiscalización implacable, resaltando la gravedad institucional y el tenor de las denuncias impostadas por el propio jefe comunal. Para insatisfacción de aquél, la respuesta de quien integra el bloque GEN fue un “ya está. Ya nos expresamos”, delegando la búsqueda de verdad y justicia a la comunidad, al plantear que “es la gente quien después va a emitir con su voto si continua eligiendo lo mismo que eligió hasta ahora… o no”.

El inicio de la temporada final del “concejal Vieyra” culmina con la presidenta Laurini anunciando que “el concejal Vieyra va a integrar las comisiones de Producción, Desarrollo y Asuntos Agropecuarios, y las de Salud y Medio Ambiente”. Esta vez, la paradoja y el cinismo conspiraron para se sume a ésta última como culpable, por inacción y omisión, de una ciudad desposeída de una GIRSU y plagada de basurales a cielo abierto, como ese elefante tóxico llamado EcoAzul, y que en paralelo se incorpóre a Salud siendo máximo responsable de la emergencia sanitaria en nuestro Partido, con un palmarés de colapsos sanitarios, faltante de insumo e equipamientos, incapacidad de garantizar guardias en los cuatro hospitales municipales del Partido, y el peso de muertes evitables, como la que aún llora Chillar, por esa ambulancia cuyas ruedas emparchadas dejaron morir a una vecina en plena ruta a mitad de camino, pese al desgarrador y desesperado intento de su familia de llevarla al Pintos en la caja de una camioneta.

El primer capítulo del último baile del monje estuvo signado por el silencio atroz y la mirada desafiante. ¿Hará uso de la palabra en la última sesión ordinaria del año? ¿Qué esgrimirá, y cuál será su voto en la próxima extraordinaria, cuando sea momento de apoyar o desaprobar la pesada herencia del presupuesto y la fiscal e impositiva? ¿Ofrendará sinceramientos sobre los dos mandatos que llevaron al Partido a la multiplicidad de crisis, un desguace estatal, y evitables negligencias contra la sociedad aún vigentes? ¿O deberá esta resignarse a que el monje sostenga el silencio impúdico que ensombreció sus siete años de gobierno, y prolongó en la sesión que le vio volver?

 

 

 

Cronología de una grieta sospechosa: la victimización de Hernán, los disparos del monje

 

De inmediato a conocerse la renuncia, sobre supuestos como única fuente, prensa y opinión pública debatieron dos teorías causales de la ruptura, capaces de fundirse en una sola: Bertellys comenzó a renunciar a Vieyra en cuanto éste personificó la primera derrota electoral del tándem – con el añadido del peor índice de imagen negativa en siete años – y en la medida que junto a su esposa Lucrecia Egger, presidenta de Nuevo Azul, y senadora devenida en presunta asesora ad honorem del Gobierno azuleño, agigantaban las pretensiones de monopolizar las decisiones de la Gestión de cara al 2023.

Los sincericidios del propio Hernán durante los días venideros no sólo ratificaron dichas presunciones; revelaron que los hilos sobre el intendente existieron. Desde el día cero, de acuerdo a su diálogo radial con Andrea Castro:

“La verdad es que se vivieron situaciones muy fuertes y algunas muy personales. Hubo mucha manipulación, abuso de poder, maltrato, especulación, lo contrario de lo que busco para la gestión que es la equidad y cordialidad (…) Y el tema puntual por el que tomé la decisión fue cuando una funcionaria que le propuso (a Vieyra) acciones para la gestión, recibió un mal trato. Inmediatamente le di mi apoyo y le dije que denunciara la situación que había vivido. No sé si va a querer exponerse, pero no descarto realizar personalmente la denuncia (…)

“Ahora no tengo a nadie que me diga que no me conviene ir (…) Yo aparté definitivamente a Vieyra de mi gabinete», continuaría Hernán su sincericidio para “Tiempo de Radio”. «Estoy recomponiendo relaciones que se había roto, no por mí (…) Me alejaban, me aislaban y creaban una imagen sobre mi gestión que no la es (…) Llegué a estar aislado y a veces enemistado con personas muy allegadas porque armaba situaciones muy cínicas (…) Había una muralla por lo que nadie podía acceder al Intendente”.

La gravedad de la acusación es proporcional a la figura del denunciante y el potencial victimario, y a los crímenes que configurarían las transgresiones aludidas sobre la representatividad, las atribuciones y el ejercicio del Poder Ejecutivo en un gobierno democrático. Un intendente reelecto por el voto popular, denuncia públicamente que su Gestión estuvo intervenida en ambos mandatos, y que aislado por incapacidad o conveniencia, “actuó” de mandatario testimonial durante 7 años, mientras el Jefe de Gobierno decidió de forma personal y absoluta la gobernabilidad del Partido.

Un intervencionismo fiel al siniestro periodo dictatorial que se recuerde, y durante el cual una funcionaria fue maltratada por su administrador, hace años sospechado por la presunta dirección u ejecución de otras acciones de hostigamiento, violencias simbólicas y órdenes de manipulación contra un número considerable de trabajadores municipales. Si de esto último se buscaran evidencias, basta con retomar los días previos a las PASO, cuando la entonces directora de Recursos Humanos y actual concejal, Cristina “Cata” Álvarez, reenvió un audio a sus empleades con el fin de exigirles votar y militar la lista de Vieyra, bajo la amenaza textual de que “(…) todos tenemos que, de una parte o de toda, luchar por esa boleta, porque de ahí depende nuestro laburo, el de todos”. Hechos dolosos de los que el intendente siempre tuvo conocimiento, y que mientras postergue las denuncias pertinentes seguirá siendo cómplice directo de los delitos acaecidos a metros de su despacho.

La grieta, puntualizó vagamente, no tuvo por nacimiento la debacle de las PASO, sino que comienza “cinco meses antes”, es decir, a principios de 2021. El hedor a hermandad vencida fue expandiéndose durante la pandemia. El intendente de mayor exposición mediática de la historia azuleña, transcurrió los primeros dos años de lucha contra el COVID-19 en un ausentismo desmesurado. Evocando la caricaturización que padecieran mandatarios como Arturo Illia a nivel país, o José Inza a escala local, memes y comentarios en las redes personificaban a Bertellys como un títere escondido. El desconocimiento sobre su presente llegó a tal punto, que forzó al Deliberante a solicitar un informe sobre su estado de salud, y se instaló en agenda la medida impuesta por la Ley Orgánica Municipal en caso de ausencia forzada del intendente, con un Ramiro Ortiz que, en tanto primer concejal oficialista, manifestaba estar listo para dicho interinato. En contrapartida, Vieyra cristalizó un protagonismo público de inédita sobreexposición, representando a la Comuna en actos institucionales, eventos sociales, inauguraciones en todas las localidades del Partido, y hasta encuentros con representantes de índole diversa en la sala del Ejecutivo. Durante los primeros dos años de la pandemia, la información pública en materia sanitaria salía primero en su Facebook personal y recién entonces, era emitida parcamente por la fan page municipal.

Con la llegada de las PASO, a la par del interinato afirmado, Vieyra se propuso ser “Ale”. Así, a imagen y semejanza del “Hernán» que emuló con éxito a “Mauricio”, o como a escala porteña y provincial supieron capitalizar “Horacio” y “El Colo”. “Ale” cambió traje y corbata por chomba y pluma de ganso, persiguiendo el afán macrista de resignificar el estereotipo predominante de del político encorsetado, gris, protocolar, por un dirigente que viste casual como cualquier vecino (de clase media), que se anima a participar de eventos barriales, y que se muestra cool en lo público y polifuncional en la intimidad. Se valió de las redes para mostrarse como padre presente, cocinero entusiasta, y hasta patrullero voluntario, circulando las calles a medianoche junto a Lucrecia y Hernán, constatando que nadie osara incumplir el toque de queda instaurado en pleno colapso sanitario. Luego de años sin atreverse, “Ale” comenzó a recorrer ciertos barrios populares y muy puntuales sectores de Azul, ansiando construir algo de esa llegada popular con la que Bertellys consolidó el grueso de su base electoral.

“Se autopostuló para probarse con la gente, y ver la posibilidad de ser Intendente en algún momento”, evocó éste último, acerca del génesis de la candidatura de “Ale”. Consintió la imposición, agrega, levantando ambas manos, “por tratarse de un compañero que quería medirse”. Empero una vez digerida la paliza propinada en las internas por Jorge Ferrarello (que incluyó una humillante aceptación de la caída en el comité radical local), Bertellys acredita que “Ale” volvió a ser Vieyra. Colérico, por no haber medido la representatividad del Ejecutivo sino su tolerancia al fracaso, hizo del Palacio una última cena donde “todos eran traidores y él tenía actitudes incorrectas, llegando a estar en un ambiente tóxico de trabajo».

Excepto para Lucrecia, la ex senadora Egger, compañera incondicional del monje. «Cuando (Lucrecia) volvió a la gestión se le paralizó el corazón a muchas personas por el miedo que generaba», evocó al respecto Hernán, aludiendo al tándem sombrío que componía con su esposo, primero en calidad de abogada municipal, y entre diciembre de 2019 y finales de 2021, representando a la séptima sección en la Cámara Alta bonaerense.

Sobre Lucrecia, el Municipio emitió el 5 de octubre una noticia de ayer. Anunciaba que, “la semana pasada”, el intendente había puesto en funciones a la “Doctora Egger – Senadora Mandato Cumplido”, con el fin de que realizara “tareas de articulación con las distintas áreas de Gobierno”, y propiciara “una buena relación con las distintas fuerzas políticas de la oposición para trabajar en pos de generar beneficios para los vecinos y vecinas del partido de Azul.” El cargo dependería “exclusivamente del Jefe Comunal”, y la ex legisladora iba a desarrollar su actividad Ad Honorem, “es decir, sin percibir ninguna retribución económica”, ilustraba oscureciendo el comunicado.

Octubre terminó de volverse rojo y sombrío la noche que Hernán decidió – de acuerdo a su relato – renunciar a su hacedor. “Cuando le comuniqué personalmente su expulsión comenzó a dar propuestas para fundamentar su alejamiento. Le dije: ‘después hablamos’. Y ahí se adelantó a la oficina de prensa para que se comunicara su nuevo cargo».

La Unidad de Enlace nunca existió. No hubo decreto de creación alguno. Sólo fue real a 96 horas transcurridas desde su anuncio, con el decreto donde Bertellys estampó la firma que cesaba a Vieyra de sus funciones como jefe de gabinete, y, en consecuencia, suprimía su ficticio rol a cargo de la no nata Unidad de Enlace. La creación del área, junto a sus potencialidades como nexo interestatal, sentaron una puesta en escena ante una sociedad burlada.

Las últimas ponencias sincerididas de Hernán se guiaron por el horizonte del tercer mandato. «Voy a volver a ser candidato a Intendente en el 2023”, firmó empoderado. “Voy por la re reelección en el Frente Juntos”. Dilema no menor, con la hermandad divorciada Bertellys perdió la tenencia de esa criatura llamada Nuevo Azul. «Hoy la presidencia y poder lo tiene Egger. Necesito ser yo, caso contrario se creará otro partido”. Vecinalista o nada, añade el sentido común.

Tanto en la mencionada entrevista, como en las sucesivas que daría hasta en su propio despacho, Bertellys recalibró y casetteó su discurso en modo Hernán 2015. Aseveró que “desde ahora la Gestión volverá a tener su impronta”, aquella “de poder dialogar con todo el mundo”. Fue más allá, y prometió que la cantidad de funcionarios “se va reducir notablemente”, aunque ampliará la planta de colaboradores, en tanto se impone la asunción “de gente que no tenía accesos a este municipio de puertas abiertas». En añadidura, aseveró que pediría “a todos los funcionarios que realizan un aporte al Partido de manera voluntaria con un porcentaje de sus sueldos, que eleven una nota renunciando a dicho aporte». Esperanzador, dejó incluso un postulado acerca del inicio de un Bertellysmo, a secas, y sin ataduras: “Tendremos la mejor versión de Hernán desde ahora». Después de vivir situaciones maquiavélicas, donde muchas personas se alejaron y junto a mi hijo y mi señora sufrimos mucho, vuelvo a ser el de siempre y estoy con muchas fuerzas».

En el testimonio de Bertellys subyacen dos intencionalidades: la de victimizarse, a merced de una presunta veda y un supuesto confinamiento que, prácticamente, lo personifica como un exiliado político en su propio mandato. De ahí que reforzara frente a los micrófonos el pedido de disculpas «a la gente que no pudo acceder a dialogar conmigo, a los medios para los que fue inaccesible, y a todos los compañeros de trabajo que vivieron malas situaciones”.

Caracterizado como rehén en su propio Palacio, Hernán construyó, en consecuencia, la segunda intencionalidad de su discurso: demonizar a Vieyra. Lo elevó al extremo de un interventor totalitario, cuya ambición por el poder justificaban manipulaciones, acosos, destratos y boicots contra la gestión comunal. “Un ser narcisista que actuó en consecuencia”, fue la definición que utilizó para sintetizar el motus causa del monje como funcionario municipal, o por qué no, para condensar que la conveniencia y no la amistad hizo posible una convivencia tóxica de diez años.

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En virtud de gobernar antes de cantar, el operativo Hernán 2023 ya registra sus primeras zancadas. En el territorio, retomando efervescente aquél andar de su primera campaña electoral, visitando barriadas, pymes locales, clubes e instituciones intermedias. En el despacho, con encuentros que surcaron la esfera de las obras públicas (mediante un encuentro con Jorge Blando, Secretario General de la UOCRA Azul, para garantizar la materialización de un nuevo barrio en la ciudad); reuniones ligadas a los servicios adeudados a los barrios del Construyendo Azul (retomando tratativas con autoridades de la CEAL); cónclave con STMA de cara a las paritarias, más uno con SOEMPA y trabajadores de las salud por el beneficio jubilatorio diferenciado, y hasta una reunión con foco en el ámbito educativo (a partir de su diálogo con la Inspectora Jefa Distrital Ana Pereyra)

Por encima del intendente empecinado en demostrar fácticamente su versión definitiva, y que el «Bertellysmo sin Vieyra» no se agota en una teatralización: ¿acaso no se antoja como una quijotada, a un año de las elecciones, construir de cero un partido vecinal, los puntos nodales de un proyecto político, los contactos y los medios provinciales como nacionales, que permitan cristalizar sus efectos en aciertos beneficiosos y sin vencimiento cercano para el Partido de Azul?

 

 

Las causalidades (según el Monje)

 

Hacía 48 horas que procesaba el destierro y masticaba la traición. Encendió la cámara frontal de su celular. Su testimonio no tendrá otro canal oficial que las redes propias, otrora canal no oficial pero de primera referencia del Gobierno de Azul. Comienza sereno, saludando a todas las madres en su día. En ningún momento desdibuja su media sonrisa, mueca cínica y altanera que lo caracteriza. Anticipa que hará un descargo, e inicia la balacera. Los disparos tendrán por blanco a Hernán y el Bertellysmo a lo largo de cinco minutos. Estas fueron, textualmente, sus balas de mayor calibre:

“De Azul no me fui, de Azul no me iré y, si en algún momento lo hago, lo haré porque quiero, no porque alguien a punta de pistola o de palabra me obligue”.

– “Durante 7 años me tocó desempeñar una función porque el intendente municipal me lo pidió”.

“No he discutido jamás con el intendente. Me planteó que quería tomar más protagonismo, hacerse cargo».

“A los que van a tomar el timón que no lo han tomado en todos estos años, olvídense de Vieyra y pónganse a trabajar que es lo que reclama el ciudadano. Cuentan con todo mi apoyo”.

– “Comienza una nueva etapa en el gobierno municipal, auguro el total de los éxitos, que es lo que los azuleños se merecen”.

«Me voy a tomar un descanso. Tuve la responsabilidad de gobernar en el lomo por 7 años”. 

El tiro de gracia tuvo el cometido de encender la propia ilusión de un Vieyrismo triunfal en las urnas, y el daño colateral de volar por los aires la expectativa de un Bertellys con capacidad de gestión: “Hay lindas actividades este domingo en los barrios (en alusión a los eventos municipales por el Día de la Madre), así que hoy a cantar, y mañana, a gobernar…”

A catorce meses de ese esa carrera que, de ganarla, otorgaría a Hernán su tercer mandato, emerge, no obstante, otra certeza: tras siete años de (ab)uso discrecional, Vieyra quedó huérfano de los resortes estatales para administrar el Poder Político. Le fue extirpada esa lapicera que garantizaba la conquista de sus intereses económicos a fuerza de dietas engrosadas, tercerizaciones y licitaciones millonarias (con Transporte Malvinas SRL, la Isidora, la Ponderosa, e YPF a la cabeza); otras seis u ocho cifras saqueadas del Fondo Educativo; los millones derivados en calidad de aportes a Nuevo Azul, y tantos otros en materia de pauta municipal destinado a sus operadores mediáticos todavía en actividad,  cifras comprobables en el cúmulo de presupuestos deficitarios de su cogobierno.

¿No resulta más consistente sospechar que fue un desbalance en el reparto de tales beneficios, la voracidad desmedida del hacedor, y no su calamitoso registro de imagen negativa como funcionario, lo que infundió coraje en ese Hernán que le enfrentó por primera vez, ni más ni menos, que para desarmarlo de su lapicera?

 

 

El dominó vieyrista (las fichas caídas del Municipio)

 

Cuatro decretos yacían sobre el despacho comunal la mañana del martes 18 de octubre, aunque la firma estaba desde la tarde anterior. Los primeros, formalidad mediante, sentenciaban: “Dejase sin efecto la designación de Alejandro Andrés Vieyra como titular de la Unidad Ejecutora de enlace con organismos nacionales y provinciales”, y “Dejase sin efecto la designación de Lucrecia Egger, como Secretaria General ad honorem del Municipio”, respectivamente. Las fugas de las fichas vieyristas del organigrama, como efecto de una lealtad política hacia su referente, apenas iniciaron con los decretos restantes, que dejarían a la Comuna huérfana de titulares en las Secretarías de Gobierno y de Servicios y Obras Públicas.

Fernanda Ibarra y Guilermina Bellocq presentaron sus renuncias indeclinables, a pesar del ascenso sostenido de una, y el protagonismo en aumento de la otra como rostros visibles y activos del Municipio. En su camino de sub-Secretaria a Secretaria, Ibarra se había asentado como “fuerza de choque” de la Gestión, siendo representatividad en los medios afines, la de los dardos contra las coaliciones opositoras, y quien en nombre del Gobierno, minimizaba o ignoraba deliberadamente ciertas demandas genuinas de numerosos y variados sectores sociales. “A diferencia de lo que ocurre en el recinto, en las áreas municipales no se pierde el tiempo discutiendo cuestiones políticas, se toman decisiones en beneficio de nuestros vecinos”, fue una de sus frases tras la desaprobación del presupuesto 2021, junto a su última promesa falaz como representante de la Gestión: “Nuestra prioridad es el estado de las calles, ya que los vecinos no han marcado la necesidad urgente de la reparación y del mantenimiento en algunos lugares, y en eso estamos trabajando”.

La pérdida de Bellocq, en tanto, tiene otro acento, porque al margen del nombre propio, lo que se pierde es la capacidad vocacional, y lo que renace es la negligencia que vino a saldar: la dirección de un profesional idóneo en el área de Servicios y Obras Públicas. Caducado el experimento de Carlos Caputo en el cargo tras la derrota bertellysta en las últimas primarias, una Ingeniera Civil se hizo cargo del área, desplazando a un político de base sin carrera o experiencia formativa alguna en el sector de la construcción. Con un pasado municipal como Directora de Control de Gestión (2013-2019) en su CV, Bellocq debió invertir su breve mandato en supervisar negligencias de obras vigentes o estancadas, sin margen para planificar una hoja de ruta de iniciativas perdurables, cuyo destino ideal siempre será la resignificación del Código de Planeamiento Urbano del Partido (Ordenanza Nº 500/80).

Junto a Bellocq e Ibarra, cayeron las fichas asesoras del riñón vieyrista: Fabián Reinaldo Caro, responsable de la Unidad de Asesoramiento y Coordinación Técnico Administrativa; Pablo Fernando Goas Atan, que tuvo a su cargo la subunidad de Asesoramiento y Gestión Administrativa, y el abogado Ricardo Arturo Fabris, titular de la Unidad de Asesoramiento y Coordinación Jurídica.

Pablo Vera Debonis es la única pieza de Vieyra que el dominó no pudo voltear. Actual subsecretario de Comunicaciones, Comunidad y Turismo, Debonis llegó a la ciudad como un alfil del monje. Sin embargo, aceptó la solicitud del Intendente para que continuase en la gestión, estrechando las manos unidas por haber cortado los hilos del mismo hacedor.

Por último, Paola Ficca, otra incondicional guardaespaldas de la Gestión, debió aceptar su aplazamiento del gabinete para regresar al CD, ante el enroque obligado que forzó la nueva mano derecha del Intendente.

 

 

El rearmado bertellysta (las nuevas piezas del organigrama)

 

“La mejor versión de Hernán hasta ahora”, ya fue mencionado, tiene a Pedro Sottile, su incondicional y férreo sancho panza, como flamante secretario de Gobierno. El intendente asumió el riesgo de quedarse sin su escudero en el Concejo Deliberante, aunque se infiere que a los fines de reconvertirlo en fiscal infranqueable de la Gestión ante cada exposición obligada en el recinto.

Un Sottile que ya empezó su rol de vocero en el frente mediático, con entrevistas para Andrea Castro y El Tiempo, aunque en sus textuales haya sinceridios capaces de convertirse en tiros por la culata. En diálogo con Marcial Luna para el monopolio gráfico,  fue tajante al ser consultado por la ruptura. «No existe ni la más remota posibilidad de una vuelta con Alejandro Vieyra», vociferó en nombre su jefe. Aseguró que el intendente prometió que «acá no se echa a nadie; todos van a poder seguir trabajando. El que trabaja, va a seguir pudiendo trabajar y podrá demostrar lo que tiene para dar». En efecto hasta descartó que Bertellys haya considerado «una cacería de brujas», algo que vinculó con los «rumores de pasillo» que habitan el Palacio. De hecho, el ex concejal enfatizó que tanto Ibarra como Bellocq presentaron por motus propio sus renuncias, porque «la idea de Hernán era que no se fuera nadie».

El escudero del intendente confesó de más, quizá, cuando detalló que el presupuesto municipal actual, con un incremento del 100%, «supera los 10.000 millones de pesos». Que  quien busque fortalecimientos concretos en algún área, no los encontrará, pero sí que todas «van a estar atravesadas por algún componente relacionado con políticas de género».  «El resto – agregó Sottile en torno a los retoques presupuestarios – son incrementos que tienen que ver puramente con la cuestión económico-financiera e inflacionaria. Las áreas cuentan con lo mismo», cerró el vocero su primera ponencia macroeconómica.

Que tuvo otro exceso de «información de pasillo» cuando evocó la incertidumbre de la planta municipal ante el destierro del monje. Dijo que se palpaba «una sensación de inestabilidad por parte de los empleados y de los funcionarios», incapaces de dilucidar su futuro laboral. Ejemplificó el ambiente con una persona que le traía el diario a Vieyra, quien preguntaba por doquier: «¿Y ahora qué va a pasar conmigo?». Surgen dos disparadores: ¿De dónde salía el sueldo del canillita personal del Jefe de Gobierno? ¿Cuántos otros cargos marginales e informales existían por y para Vieyra? Repreguntas que El Tiempo eligió desestimar.

Aunque Luna si logró de Sottile una respuesta sustancial, camino a  esclarecer las bases del intendente para ir por el tercer mandato consecutivo: «Estamos gestando el nuevo partido, que se va a llamar «Por Azul». Estamos juntando avales, con los trámites lógicos de esto (…) Nos pasó que no contamos con los libros del partido, que están en poder de Lucrecia [Egger, esposa de Alejandro Vieyra], que es la presidenta. Ella se llevó los libros (…) Si bien quedó como un cascarón vacío «Nuevo Azul», hoy por hoy, no sabemos ni quiénes son los afiliados, así que no siquiera podemos plantear «vamos a desafiliarnos» (…) por decirlo de alguna manera, espiritualmente no pertenecemos. Ya no. Dejó de ser nuestro partido».

Y también tuvo pericia el comunicador para que Sottile asimilara el panorama legislativo del Bertellysmo ante lo que consideró «una situación de lo más atípica», refiriéndose a la vuelta del monje: «No nos cambia nada. Nosotros no teníamos mayoría; tampoco en las comisiones, con lo cual al no tener tres firmas en las comisiones no podíamos sacar ningún tema. Así que, a los fines prácticos, no nos modifica absolutamente nada. Es un concejal menos, una voz menos». «Creo que, a Hernán al igual que a mí, (el concejal Vieyra) nos tiene totalmente sin cuidado» cerraría el escudero su declaración más saliente. Y queriendo denotar entereza y superación, sentenció: «Entendemos que eso pertenece al pasado, es una etapa superada y lo que tenemos que pensar es en conseguir soluciones para los vecinos. Ya».

Sólo le faltaba surcar un sincericidio. Justamente, ese que profundizara los por qué de la ruptura entre los hermanos del alma. «Cuando la figura de Alejandro [Vieyra] sale de acá – dramatiza Sottile -, a Hernán le empiezan a llegar cuestiones, la gente se animó a hablar y contar lo que pasaba». En ese marco, explicitó la nueva mano derecha del Ejecutivo, hubo dos temas detonantes para una grieta sin retorno: «Un amigo de Hernán, de toda la vida, que se murió por Covid, peleado con él, y que (Bertellys) descubrió que esa pelea con él de alguna manera había sido provocada (por Vieyra); y la situación de Rodrigo, su hijo. ‘¿Mi propio hijo también? No, basta. Ni gestionar obras en provincia de Buenos Aires ni nada. No lo quiero ver más’. Ahí se cortó todo».

El retorno de Rodrigo al gabinete comunal, es por cierto, la vuelta más resonante en términos simbólicos. Una señal política de Hernán para su hacedor, por más que Rodrigo Bertellys vuelve a calzarse el traje de Secretario Privado del Ejecutivo Municipal, invistiendo nuevamente ese ocultismo más ligado a las maneras de Vieyra, que a la extroversión y la dinámica pública de su padre. 

Sobrevolando un poco más el organigrama de «la mejor versión de Hernán hasta ahora», Roberto Dáviladesignado al frente de la Secretaría Legal y Ténica, el nombre para disimular el vacío de asesores vieyristas, con Paolo Lamouré sustituyéndole en su cargo como Subsecretario Legal de la Comuna.

Como se explicara párrafos atrás al abordar la salida de Bellocq, la reformulación de Obras Publicas significa, por su parte, un retroceso inobjetable en las proyecciones reales de la cartera; no por el nombre en sí, sino por degradar un área sustancial con nombramientos de personas desprovistas de la experiencia y formación esenciales para dirigirla. Es que más allá de sus eventualesintenciones por mejorar los espacios públicos, o garantizar la seguridad vial en las arterias urbanas, Guillermo Giordano, nuevo titular de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos, y Marcos Turón, ahora subsecretario de Obras Públicas, Servicios y Medio Ambiente, carecen de las mismas aptitudes exigidas para la secretaría que Carlos Caputo, antecesor de la saliente Ingeniera Bellocq.

Por urgencias o conveniencias políticas diversas, los tres fueron designados de manera injustificada a un área rotundamente ajena a sus oficios, y es entonces que la comunidad no pudo en su momento, ni estará habilitada a exigir de acá a 2023, que de Obras Públicas surjan iniciativas históricamente necesarias, rigurosamente proyectadas, y beneficiosamente perdurables.

Oficializado en la tarde de este lunes, he aquí el organigrama municipal completo. Al menos, hasta las próximas elecciones primarias:

Organigrama Municipalidad de Azul (Noviembre 2022)

 

 

El baile no termina hasta que Hernán y el monje paguen sus deudas

 

Inalterado el pacto de silencio, con cada semana que corre cimentada la impunidad, cincuenta mil almas esperan las verdades vedadas por la gestión Bertellys – Vieyra. Las decisiones que tuvieron la firma del monje, y que se traducen en improvisadas obras públicas, capaces de generar accidentes como la ciclo vía, de otras cuyas negligencias aplazan a un barrio como Villa Piazza Norte de agua potable, de servicios básicos y un techo digno a las decenas de vecines del San Martín de Porres, y a los centenares de aplazados beneficiaries del Construyendo Azul, Cacharí y Chillar.

En una banca de Nuevo Azul, o al frente de una fuerza que osara crear de cero, Vieyra continúa siendo, junto a Bertellys, máxime responsable de las emergencias vigentes en el Partido; la sanitaria, que padece cada uno de los hospitales municipales del Partido, capaces de cobrarse vidas por falta de ambulancias o médicos de guardia a disposición; la cultural, que saquea la caja del área para garantizar mega eventos, al tiempo que censura y limita a los gestores y hacedores culturales del Partido, e incluso pone en riesgo su integridad cuando les ofrece escenarios podridos por la desidia como el último y casi fatal “Rock al Centro” en el CC San Martín; y la fiscal-económica, que reduce las posibilidades de trabajo genuino y emprendimientos con expectativa en territorio local, mientras en simultáneo se terceriza el trabajo municipal, se engrosa la planta de la comuna, se inflan las tarifas, y se agiganta un irreversible déficit fiscal que tiene a las arcas del Municipio en guerra con la pobreza.

Cercado de sobrados motivos para ser llevado a juicio político – con la añadidura de aquellas denuncias por maltrato y manipulación a sus empleades-, Vieyra desestimará los riesgos penales y seguirá aplazando una oda de honestidad para la comunidad azuleña, porque hoy, está cegado por planificar su último baile. Vencedor vencido, en la lona de toda encuesta, sapo ajeno hasta en el poso amarillo, llegará al último acto a los tiros contra su mayor invención política, sin importarle cómo el fuego cruzado pueda repercutir en la administración pública del Partido.

Este es el imperativo que debe despabilar a la dirigencia y a la sociedad en su conjunto: la fiscalización de las consecuencias político-económicas acarreadas por la ausencia del monje y sus hilos, y los daños colaterales que la sociedad azuleña puede padecer por el fuego cruzado entre un Vieyra despechado y un Bertellys que temeroso ya juega a la campaña, midiendo su gobernabilidad en solitario por primera vez, en el marco de un Partido cercado por los déficits fiscales y la nulidad de una hoja de ruta, mientras resuenan las luces rojas de las susodichas emergencias vigentes.

Resulta inexorable asimilar, en lo inmediato, que los intereses económicos del monje no volverán a ser parasitarios del Estado azulado. Ya no podrá perpetuarse en el poder por medio de su más fiel intérprete. Pero sino es suyo el beneficio de un tercer mandato, el monje militará insaciablemente contra Hernán, para que en lugar de cantar se vea envuelto en una pelea de gallos, y entonces (es utopía del monje), mañana se encuentre gobernando con la suma del poder público.

Y si acaso el último baile resultara en humillación y derrota definitiva, recordará con cinismo el premio consuelo que atesora: los siete años de interventor que confesó llevar tatuado en su lomo.

 

 

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