Hubo más en la agenda del 21N, que la Tasa capaz de agrietar dos puebladas. Y fue el tema que abrió el debate sobre tablas: una resolución que pondera a cierto proyecto educativo, embanderado de la Memoria, la Verdad y la Justicia, en tiempos donde la cúpula del gobierno electo pregona la reivindicación abierta del Terror más profundo.
El documental «Azul: Negación del Espacio y una Deuda con la Memoria», fue declarado de interés legislativo, comunitario y educativo por unanimidad del Concejo Deliberante. Estudiantes, docentes e imprescindibles del Instituto N°2 gestaron la producción desde el programa “Nuestra Escuela”, en el marco de los 40 años de Democracia. Desde la voz en off, les emprendedores soslayan las causas detrás del audiovisual: «Azul tiene una deuda histórica con la Memoria, la Verdad y la Justicia. Para desenmascarar el encubrimiento, es preciso recuperar las imágenes de un pasado que amenaza con desvanecerse, en cada decisión de no indagar la verdad… Y esa verdad, no se nos escapará».
Nahuel Mirande, estudiante avanzado en Cs. Políticas del Instituto, y uno de los autores del documental, desanda personajes y banderas de las movilizaciones antagónicas que coexistieron con el reconocimiento, mientras reconoce las emociones de quien alza el puño ante una dirigencia ganadera que exige «memoria completa» en la «casa del pueblo».
He visto al fascismo
Por: Nahuel Mirande
He visto al fascismo, los sentí, escuché sus voces chillando como turba, abucheándonos, sus rostros cargados de odio gestualizando frente a una pantalla, los vi sonreírse soberbiamente y escupir su cobardía. Existen, estaban ahí, siempre estuvieron ahí, estaban esperando un viento favorable y un llamado que bajase del cielo. Los de adentro son los peores, son los que han sido elegidos para ocupar un “asiento”, en realidad, si están ahí es porque han dirimido su status. No quiero dejarme llevar por la subjetividad, pero no miento si digo que hasta siento el olor a bosta fresca. No suelo estar cerca de esa gente, tal vez huelan así siempre, tal vez se perfumaron para la ocasión.
Yo estoy sentado en una esquina del recinto, días atrás cuando nos convocaron nos dijeron que, “esta es la casa del pueblo”, hoy no parece serlo. Al lado mío tengo una ventana que da a la calle, cada tanto me levanto y miro para afuera, parece una distopía. Hay mucha gente blanca, pulcra, y rica -que alega tener buenos modales-, insultando a gente parda y pobre que ha llegado a la plaza para romper el unísono de clase.
La concentración está prolijamente dividida por un cerco policial, de un lado la Sociedad Rural, del otro los excluidos bajo las banderas que los reconoce en su día y en memoria de los Mártires de Chicago, “1ro de Mayo”. Ni Marx pudo sintetizar con tanta claridad lo que yo veo desde estas alturas. Vuelvo a levantar la vista y veo una cabeza canosa y enrulada mirando su teléfono, se ríe como fanfarroneando, viste un ambo impecable, es Luis Kletniki, referente local de La Libertad Avanza quien ha sido oportunamente embanderado por la burguesía agraria “autóctona” y extranjerizante. Voy tratando de hacer foco en los rostros de seño fruncido, en algunos hay muecas de sonrisa que dejan deslizar cierta siniestres, -Moreno es uno de ellos-, en otros prima la pedantería, adentro todos susurran y cada tanto gruñen, la tirantez gravita en el aire como si todo el tiempo estuviese por pasar algo. Afuera la fantochada agraria ya no se auto-regula, enuncian mono vocablos, gritan, “libertad, libertad, libertad”, y al mismo tiempo le desean la muerte a los que están detrás del cordón policial.
La sesión comienza, la tensión incrementa, hay concejales que se perciben muy nerviosos –tal vez porque les han llovido amenazas-, y otros que parecen haber salido de la tribuna, sostienen los mismos gestos y la misma pedantería. Inés Laurini, la presidenta del Concejo, se muestra firme, parece no inquietarse con la manifestación extorsiva de los sectores más ricos de la ciudad, los reduce con la postura, les hace sentir por un momento que no son los dueños de todo.
Lo nuestro se trata primero, el concejo decidió proyectar el corto y este comienza a rodar, afuera empieza la silbatina, crecen los abucheos que son respondidos del otro lado con los bombos y un cantico con tono de cancha que arremete, “oligarcas, oligarcas”, me infla el pecho conocer las criticas de unos y de otros. Arriba irrumpe un chillido grotesco “memoria completa!!!”, retumba entre el silencio de la sala, yo no alcanzo a divisar bien, pero me dicen, “Boubee”, y claro…, con el viento a favor la sacaron del ostracismo. Su figura encarna lo más autentico y radicalizado de los fascistas vernáculos, es su símbolo, su estandarte de guerra, como no iba a estar ella aplastando sus nalgas en esa silla reservada, y como no iba a aprovechar ella su oportunidad de hacer su snough gorila. Miro a mis compañeros, es muy difícil no verse afligido ante la situación, veo ojos vidriosos y una mandíbula que temblequea de bronca, aunque hemos leído y conmovido infinidad de veces, cuando la historia sale de los libros y se presenta tan palpable las manifestaciones físicas se vuelven notorias, no soy metafórico si digo; se me revolvieron las tripas.
Ines Laurini nos llama a recibir una copia de la ordenanza que reconoce de interés legislativo y educativo nuestra humilde pero sentida pieza audiovisual, nos toca pasar con hombros erguidos y la frente en alto entre el medio centenar de negacionistas, voy mirándolos a los ojos, uno por uno, todos corren la mirada –signo de cobardía-, uno no mueve sus pies del camino, por ende, no dudo en pisarlo. Durante el trayecto, algunos concejales se levantan de sus bancas para saludarnos, otros ni siquiera levantan la cabeza, ni nos miran. Al momento de posar para la foto pierdo el control de mi brazo, -triste pero poético-, el puño se cierra y el brazo levita de frente a la horda fachista que nos mira desde la barra, la pantalla trasmite con demora así que los gruñidos de afuera tardan en llegar.
La sesión continúa entre gritos y arengas, Ines Laurini advierte que si esto sigue de igual modo deberá desalojar la sala. Los concejales votan, el resultado arroja que los sectores más ricos deberán tributar algunas migajas más para las arcas municipales, tal vez, en una de esas, si el viento cambia de sentido, alguna migaja caerá en forma de pan en las bocas de los desposeídos, ¿Quién sabe, no? Si nadie conoce los caprichos del Dios del cielo, solo sé que en mi cabeza se repetía en loop “que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda”. Pienso que a la entrada del Concejo Deliberante debería ponerse un cartel que rezara:
Está prohibido gruñir en forma de snough
Está prohibido perfumarse en bosta antes de entrar
Para cerrar y antes que me olvide, nuestro sentido y humilde audiovisual se lo dedicamos a las víctimas del terrorismo de Estado, en particular a las azuleñas. “Azul: Una Deuda con la Memoria y una Negación del Espacio”, interpela a la responsabilidad civil de la dictadura en Azul y propone seguir indagando en la verdad. Debo confesar que cuando el corto comenzó a rodar más de un facho pedante se agarró fuerte a la silla por miedo de verse por una pantalla gigante. 30.000 compañeros detenidos desaparecidos, presentes.