Con mirada adusta, de cara a la marea partidaria, el vencedor de la primera vuelta en la Argentina sentencia: “Si hay algo que ha quedado claro en esta elección, es que la grieta se murió, y empieza una nueva etapa desde el 10 de diciembre en mi gobierno”. Apuntalando la estrategia electoral en torno al ballotage, al menos desde lo discursivo, Sergio Massa promete “un Gobierno de unidad nacional, convocando a los mejores sin importar su fuerza política”. A esa altura del domingo electoral, el flamante intendente de Azul imposta eufórico sus dedos en vé, frente a la multitud que le devuelve canciones de victoria en el bunker local de Unión Por La Patria.
Lo que sigue a continuación, es una foto protagonizada por el vencedor, a minutos de saberse gobernador del Partido; de telón, más de doscientas almas unidas al canto de “lo dimos vuelta”, y en el centro, las manos del vencedor se aferran al brazo de sus rivales directos. ¿Acaso murió la grieta azuleña una noche de elecciones, en el corazón de los festejos peronistas?
La postal que exhibe a Nelson Sombra junto a Natalia Colomé y Luis Kletnicki, es una instantánea sin precedentes desde el retorno democrático azuleño. Lo es por el contexto – ocurrió a una hora de conocerse la victoria de UP, en el búnker de avenida Mitre -, y también por la carga simbólica de exhibir, a las principales fuerzas opositoras que tendrá Azul, con un semblante amigable hacia el nuevo jefe comunal. Es en vano buscar imagen parecida en el traspaso de Inza a Bertellys allá por 2015, el último cambio de mando presenciado por les azuleñes.
Foto: Noticias de Azul
En efecto, el abrazo existió en la previa a ser inmortalizado, porque a minutos de partir hacia los festejos de la avenida mitre, y desde el centro de computos de JxC, Colomé transmitía el siguiente mensaje: “Quiero felicitar al ganador de la elección que es Nelson Sombra”. Y hasta puede decirse que La Libertad Avanza lo sostuvo más allá del momento en que el gesto fue retratado.
“Felicitaciones Nelson Sombra de parte de todo el equipo de la libertad Avanza”, pudo leerse minutos después del convite entre candidates, en las redes libertarias. A diferencia de Juntos, La Libertad Avanza Azul fue incluso más allá que el propio Milei absorbiendo a “la casta macrista”, e incluyó la fotografía en un posteo que rezaba: “¡Nos quedamos con esta imagen! En la política hay rivales, no enemigos. De eso se trata la Democracia. ¡Gracias! Lo nuestro es el comienzo…”
Nelson devolvió la pared en la mañana del martes. Durante una entrevista radial, concibió la foto como «un símbolo hermoso de la democracia», porque refleja «la colaboración y el compromiso con la comunidad». Hermanado con el gobierno aspiracional de Massa, para “el negro” se trató de un ejemplo con el que exhortar a cierto gran acuerdo. “Traer a los mejores hombres y mujeres de diversas fuerzas políticas para trabajar juntos, en beneficio de Azul, dejando de lado las mezquindades y demostrando la madurez necesaria”, resumiría en aquél reportaje de Andrea Castro.
El Concejo Deliberante supondrá el primero de los campos donde la foto puede – y debe, según sus protagonistas – volverse realidades. Un recinto espejado con la Argentina de los tercios, y manos alzadas sujetas al inexorable consenso del oficialismo con determinados bloques opositores. Y ese es un partido que protagonizarán los caídos de mayor peso político en las elecciones de 2023: la referencia es para el odontólogo y la licenciada en turismo, pero es un saco que también le cabe a Jorge Ferrarello. Los efectos de la primera incursión legislativa de la ultra derecha, o la postura dinámica que sostendrán radicales y ex vecinalistas en el recinto, son tan impredecibles como inflexivos para los proyectos que lleven la firma del intendente Sombra. Cada una de estas proyecciones ameritan un análisis propio, de igual forma que impone un seguimiento particular la mentada transición entre los susodichos jefes.
Foto: Somos Azul
Tuvo expresiones Sombra para el intendente saliente, otrora rival de una guerra fría que tuvo su pico en la gestión sanitaria de la pandemia. Fue hábil en repetir por distintos diales, palabras de agradecimiento por su disposición y la de su equipo para colaborar en una “transición ordenada y con respeto mutuo”. Otra fotografía estaba reservada para este nexo obligado. Ocurrió por la mañana del martes en el despacho comunal, retratando la primera de las reuniones previstas para hacer efectivo el traspaso de la intendencia.
“Ambos protagonistas del encuentro coincidieron en que dicha etapa se desarrollará en armonía y colaboración, poniendo el interés de los vecinos y las vecinas como principio fundamental”, destaca el comunicado municipal que diera a conocer el encuentro entre jefe saliente y entrante. De un modo en extremo semejante a lo sucedido tras las PASO, cuando conocedor del fin de ciclo, Bertellys tuvo su propia foto con Sombra, en ocasión del encuentro que sostuvieron con el Jefe de asesores de la Provincia, Carlos Bianco.
La reunión sucedió a mediados del mes de agosto, cuando Bertellys anunciaba para La Nación su “retiro” de la actividad política, prometía seguir con su vida como como “un vecino común”, y se mostraba “desilusionado” con el armado electoral de Juntos. Aunque pareciera que el vínculo ideológico-partidario entre Hernán y el movimiento es irreparable, aquella postal pudo haber sido presagio de la clase de vecino que puede ser para un peronista.
Con el mandato de María Cristina “Cata” Álvarez acusando fecha de vencimiento para diciembre, Bertellys no tendría, a priori, una representación concreta durante el mandato de Sombra. Aunque el repaso de los momentos compartidos antes de la transición, sugieren que la colaboración armónica, o un probable relanzamiento político de Hernán, podrían suceder una vez puesto a caminar el sombrismo.
Por lo pronto, es un hecho que Colomé y Kletnicki, cambiemitas y libertarios, continuarán como sus mayores contendientes en la aspiración del poder comunal. Hasta dónde llegará la foto de la unidad, en el Concejo y por el sillón de Burgos, nadie lo sabe. Pero las venas abiertas del distrito, sus crisis y sus urgencias, requieren tal unidad; que se cristalice en los hechos dependerá del abandono de “las mezquindades” propias, y de aferrarse a manos ajenas por un común acuerdo, la urgencia de que Azul crezca lejos de lo que Sombra definió como “una chacra asfaltada”.