28S: de la justicia por Ely, a la lucha por los derechos y contra las derechas

 

Luego de dos suspensiones, y con 7 meses de dilación, el femicida conoció la condena de 14 años de prisión por «homicidio doblemente agravado, mediante el vínculo y al haberse cometido contra una mujer mediando violencia de género, en grado de tentativa». Dicha carátula tenía prevista una pena de hasta 15 años. Pero el pasado viernes, Ezequiel Ramiro Ponce supo que había burlado la condena de perpetua, prevista en un femicidio como el cometido contra su pareja, la mujer que nos falta, Eliana Mendilaharzu.

No hubo perpetua, porque si bien durante el debate se probó la culpabilidad de Ponce aquél 16 de agosto de 2020, también se atribuyó la responsabilidad a les profesionales de la salud del Hospital Pintos, que atendieran a Eli en su primer ingreso a la guardia. La causa por negligencia del personal médico fue radicada por la familia de Ely, y aún recorre su propio curso, pero la mala praxis agudizó un cuadro sólo concebible a partir del femicidio perpetrado por Ponce.

A una semana de la impunidad renovada por la complicidad judicial, sólo cabe rescatar la figura de María de los Ángeles Zarate, madre coraje de Eliana, y de quienes conforman la vigilia sostenida a su lado. Esa misma ola que hoy volverá a surcar su camino al Palacio Judicial, al tiempo que la marea verde recupera las calles para marchar bajo el grito «la libertad es nuestra», y luchar «contra las derechas, el ajuste, y el FMI».

En Azul, la concentración tendrá lugar desde las 17:30 en la Plaza de la Madre por elección, unificando, sobre el veredón municipal, la convocatoria de familiares de víctimas, asambleas y organizaciones feministas y diversas. Un encuentro al que acudir por cada consigna dada, pero a su vez, para romper la desinformación generalizada en torno al caso Eliana.

Los principales medios locales decidieron monetizar la discusión en torno al Juicio, al sometimiento del juicio. Ajenos al fomento de una adhesión social que haga propio el renovado pedido de perpetua para Ponce, los monopolios mediáticos sirvieron de plataforma para que el abogado Carlos P. Pagliere, expusiera su feroz crítica al jurado popular que condujo el veredicto, conformado mediante una convocatoria y un sorteo de caracter abierto. De Pagliere pudo leerse sentencias como la siguiente: «En estos tiempos, que tanto se clama por una «justicia con perspectiva de género», no hay margen para hacernos los distraídos. No podemos ser condescendientes con el oscurantismo del juicio por jurados. Debemos hablar con claridad: ¡la ignorancia del jurado popular hizo zafar a un femicida! Gracias al juicio por jurados, Marcos Ramiro Ponce eludió la pena de prisión perpetua que le correspondía».

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Centenares de azuleñes inundaron los comentarios de la columna exclusiva para Diario El Tiempo, remarcando la pasmosa falta de información respecto a la sentencia del juicio. Esta deliberada omisión es acaso el más crudo reflejo de una mayoría social que, por efectos multicausales, nunca acompañó (o desistió de acompañar) la lucha de María de los Ángeles, así como la búsqueda de justicia de cada madre coraje en nuestro Partido.

«A Eliana la mató la negligencia médica«, afirmó una de las defensoras de Ponce durante el referido alegato, a través del cual se pedía que el azuleño que actualmente está preso en la Unidad 7 no fuera declarado autor de un femicidio por parte del jurado popular. Poco antes de las 22 del sábado pasado, y tras haber deliberado por unos cuarenta minutos, los doce ciudadanos que intervinieron en este debate se pronunciaron de manera unánime a favor de otorgarle esa calificación penal a lo ocurrido. Una de las tantas que, de manera subsidiaria, habían solicitado Mariana Mocciaro y Soledad Kelly -defensoras oficiales del encausado- durante el alegato que formularan horas antes, en la cuarta y definitiva audiencia de este juicio con jurados.

Este 28S, entre las banderas de la marea flameara la que exige una perspectiva de género en todo proceso judicial, de forma urgente y destinada a todes les operaries de la justicia. También un trapo que reclame una capacitacion semejante para les ejecutores de un juicio por jurado, para que no haya prejuicio ni violencia de género capaces de entorpecer la celeridad y la búsqueda de justicia. Pero antes de llegar a un tribunal, otra bandera demandará, para hospitales públicos como privados, protocolos de actuación en situaciones de violencia de género, preparando a les trabajadores de la salud para salvar tales vidas, en lugar de inferir que se trata de un mero golpe en la cabeza, como le sucedió a Eli.

Miles saldrán a patear las arterias de sus pueblos, el corazón de sus ciudades, para enfrentar al avance negacionista y antiderechos, contra toda violencia y todo miedo, sin retrodecer en una sola de las conquistas capitalizadas en las últimas decadas. Tales luchas serán retomadas en Azul, aunque por delante habrá un frente de mujeres y diversidades que se le plantará al jurado popular que aplazó la perpetua para Ponce. Porque aún le deben a les hijes de Eliana, a su familia y a la comunidad entera, la sentencia que recluya al femicida en la celda de una carcel común, y al personal médico que sentenció la muerte de Eli una condena acorde a su fatal negligencia.

Es una deuda latente, un compromiso social y político del que nadie debiera pensarse indiferente. Es ni un paso atrás frente a la alerta de dereogación de los derechos consagrados. Será justicia por Eliana Mendilaharzu, cuando sea perpetua para Ezequiel Ramiro Ponce.

 

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