Aportes para la Historia de Azul – Apuntes a 189 años de su “fundación”.

0

Por Federico Burgos

(Docente azuleño en Historia)

 

La fundación de Azul –llamado “Fuerte San Serapio Mártir del Arroyo Azul” en sus inicios- está íntimamente ligado a la expansión del precario estado bonaerense durante la década de 1820. Una vez finalizada las guerras de independencia se iniciarían un proceso de luchas y negociaciones entre las elites locales para poner en pie un Estado que pudiera insertarse en el nuevo escenario mundial que ya estaba empezando a ser dominado por el sistema capitalista y exigía grandes cantidades de materias primas para las fabricas/talleres de Europa.

Buenos Aires picaba en punta para hegemonizar dicho proceso en el cual se cruzaban distintas formas de entender la organización del territorio heredado de la colonia, una alta fragmentación política de esos mismos territorios que debían reacomodarse después de perder uno de los principales bastiones de la economía colonial como eran las minas de Potosí en el Alto Perú,  el devenir de las autonomías para las provincias, las consecuencias de la guerra de independencia, entre otras cuestiones.

El Estado de Buenos Aires contaba con tierras. Y la tierra era un bien preciado para el desarrollo de la economía agropecuaria. Desde fines del período colonial, el río Salado se había constituido en el límite oficial de separación entre la sociedad española y la indígena. Esta línea defensiva había sido asegurada  mediante el establecimiento de una serie de fuertes y fortines que contaban con una pequeña dotación militar.

En muchos trabajos sobre el tema de la frontera, la expansión estatal e incluso la fundación de Azul nos llega la imagen del “desierto” como lugar inhóspito dominado por los indios “barbaros”. Y la frontera vendría a ser esa línea que divide la civilización del desierto, o como gustaba decir a Sarmiento “civilización o barbarie”. Cabe hacer algunas aclaraciones. Siguiendo a Silvia Ratto, no debemos entender la frontera como algo rígido que separa dos sociedades diferentes u opuestas y que luchan constantemente entre sí, sino como un ámbito social cruzado por múltiples contactos entre distintas culturas y que en definitiva integra todos esos elementos en un espacio novedoso donde se encuentran una gran variedad de actores: blancos, criollos, indios, mujeres, negros, esclavos y hasta extranjeros. Entonces el espacio desde donde surgirá el pueblo/fuerte de Azul es un espacio habitado y poblado como gran parte de la provincia de Buenos Aires a mediados del S XIX. Era también común que pobladores con sus familias se ubicaran en las partes traseras de las grandes estancias que rebasaban los límites del Salado.

Este poblamiento fue iniciado mucho antes de la avanzada estatal. El incremento del comercio internacional incentivó a los productores bonaerenses a obtener mayores excedentes pecuarios que pudieran ser vendidos en el exterior. Para ello era necesario incrementar las tierras en explotación y esa necesidad llevó a que algunos pobladores cruzaran el límite oficial establecido en el Río Salado con sus arreos de ganado vacuno y se instalaran en campos pertenecientes a los pueblos indígenas mediante acuerdos y negociaciones. Como dijimos el espacio fronterizo era compartido por una diversidad de actores, entonces la negociación y relaciones pacíficas se combinaban con conflictos principalmente por la cuestión del robo de ganado, el botín más preciado no solo para los pueblos indígenas sino también para el blanco/criollo.

La tarea del avance estatal empezó bajo la gobernación de Martin Rodríguez a partir de 1820. Este avance se caracterizó por oscilar entre acciones negociadoras con algunos grupos indígenas y expresiones de fuerza a través de expediciones militares, algunas de ellas muy violentas.

 

 

“Parlamento”, óleo de Augusto Gómez Romero. La escena muestra un encuentro entre funcionarios del gobierno bonaerense y la tribu catrielera.

 

 

La necesidad de fundar un nuevo fuerte

Gregorio Las Heras gobernador de la provincia de Buenos Aires a partir de 1824 preparo una expedición de reconocimiento sobre el territorio bonaerense que debía llegar hasta la zona del arroyo del Azul. En la expedición viajaba Juan Manuel de Rosas uno de los más importantes hacendados de la provincia y quien sería figura clave de la política rioplatense en los próximos 20 años. El informe de esta expedición daba cuenta de la disponibilidad de tierras aptas y buenas (por sus pastos y cursos de agua) para fundar un asentamiento en la zona del arroyo Azul y que además debía servir como refuerzo del fuerte Independencia (núcleo de lo que luego sería Tandil) fundado durante la campaña militar de Martin Rodríguez. Este proyecto se retrasaría por más de cinco años y se concretaría finalmente hacia el final de la primera gobernación de Juan Manuel de Rosas.

Noticias Relacionadas

Las causas de este retraso son variadas. La provincia estaba envuelta en sus asuntos propios y la guerra con el Imperio del Brasil era una de las máximas prioridades. Pero también la conflictividad con distintas parcialidades indígenas había escalado muy alto en respuesta a las campañas belicosas que el estado provincial venia desenvolviendo durante la década de 1820; la consecuencia directa fue una serie de malones sobre las poblaciones recién fundadas y el retraso de los planes de colonización territorial.

Para “pacificar” el territorio a sangre y fuego el coronel Federico Rauch llevó adelante tres campañas entre octubre de 1826 y febrero de 1827 hacia el territorio indígena; las fuerzas provinciales estaban comandadas por Rauch y milicias auxiliares de los caciques “tehuelches” Negro, Tetruel y Chanil y los “pampas” Catriel, Calfiao, Pichiloncoy, Antual. Estas campañas lograron frenar la ofensiva indígena de años anteriores y permitieron encarar la tan postergada expansión territorial.

Finalmente, en 1829  y siguiendo los informes de la expedición de 1825, el gobernador Viamonte firma un decreto donde constituye a Azul como lugar apto para la fundación de un fuerte. Este decreto es interesante por varios motivos. En el mismo se promete una suerte de estancia para quien quiera poblar la línea de fronteras en el Arroyo Azul ya sea con actividades de ganadería o siembra. Pero además quedaban exentos del servicio militar sus pobladores salvo para la defensa de la frontera y por eso pueden portar armas brindadas por el mismo Estado, es decir, que pasan a ser milicianos. Este decreto surge además cuando está terminando el levantamiento popular en la campaña bonaerense producto del fusilamiento de Dorrego y el Golpe de Estado llevado adelante por Lavalle. Una de las tareas principales de Rosas al momento de asumir será el de poner orden en una campaña agitada y descomprimir el estado de movilización popular. Entonces es factible deducir que el decreto da cuenta de esta situación cuando dice:

…“en protección de las valiosas propiedades establecidas en la campaña de la provincia, y como un medio poderoso de acelerar y consolidar el restablecimiento de la paz y del orden interior;  usando el Gobierno de las facultades extraordinarias que le acuerda la transacción del 24 de agosto próximo anterior, ha acordado y decreta:

Art.1) Los vecinos de la campaña, hijos de la Provincia y avecinados en ella, naturales de la Republica que quieran establecerse en la misma línea de Fronteras en el Arroyo Azul y campo fronterizo de pertenencia del Estado, recibirán en propiedad una suerte de estancia de la extensión de media legua de frente por legua y media de fondo”…

Sin embargo ya en la zona hay asentamientos previos como el de Santa Catalina cuya misión es proteger Loma Pampa, la estancia del cual es propietario Prudencia Rosas (hermano de Juan Manuel). Además las tierras aledañas al arroyo Azul habían sido dadas en enfiteusis (la primera gran entrega por parte de la elite gobernante en materia de deuda externa), es decir que la zona tuvo un poblamiento temprano. Con este decreto (podríamos tomarlo como una verdadera acta fundacional) el Estado provincial intenta ejecutar una política de poblamiento “desde arriba” y ordenada cuando esta ya se estaba dando por otros medios.

Pero como había ocurrido luego de la expendición de 1825, Viamonte no puede ejecutar su decreto. Ademas que su gobierno es efímero, los avatares de la política rioplantense vuelven a retrasar los planes internos de la provincia. Ahora es Rosas quien debe afianzar su poder en la provincia y terminar con el levantamiento unitario en el resto de las provincias.

Sera recién hacia el final del primer mandato de Rosas (fines de 1832) que se pondrá en marcha el decreto de1829. El encargado será el Coronel de la 5ta. Milicia de campaña, Pedro Burgos un allegado muy cercano de Rosas. Para mediados de diciembre están poniendo en pie un precario fuerte con foso defensivo y un puñado de habitantes que rompen con la tendencia general al acaparamiento de tierras por un puñado de estancieros debido al reparto de tierras.

En esta fundación oficial será muy importante el rol que cumplan las denominadas tribus amigas, un sistema que se desenvolvió durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Este sistema se basaba en dos elementos centrales. Por un lado, la oferta de un asentamiento dentro del territorio provincial y por otro lado, la entrega mensual de una cantidad de ganado y de artículos de consumo, conocidas como “raciones”, como contrapartida de una serie de prestaciones que debían hacer los indios, como correos, peones rurales y servicio miliciano. Las tribus Pampas de Catriel se habían asentado en los alrededores del arroyo Tapalque y Azul y eran auxiliares del ejército regular.

Azul nacerá como un fuerte donde conviven la gran estancia y la pequeña propiedad. Un vecindario federal bastión del rosismo. Un lugar donde vinieron a asentarse las tribus pampas tras negociación con el Estado. Un lugar donde atacaba el malón que no entraba en el negocio pacífico y resistía la avanzada “civilizatoria”. Un punto neurálgico en el camino de la ruta de la sal (tan codiciada en los saladeros cercanos al puerto de Buenos Aires). En definitiva Azul surge y se desarrolla como un punto más en una “frontera” donde chocan e interactúan diversos elementos culturales y donde lo que avanza es el modelo capitalista agroexportador en el temprano siglo XIX.

 

Dibujo del Fuerte “San Serapio Mártir del Azul”, a cargo de Estalisnao Zeballos. Año 1833.

 

 

Bibliografía:

  • AAVV; Historia del Azul (1832-1982), Fascículo I, II y III; El Tiempo; 1983.
  • Lanteri Sol; Un vecindario federal. La construcción del orden rosista en la frontera sur de Buenos Aires (Azul y Tapalqué);
  • Ratto Silvia; Estado, vecinos e indígenas en la conformación del espacio fronterizo, Buenos Aires 1810-1852; Tesis Doctoral;

 

 

 

 

 

NOVEDADES RELACIONADAS
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.