Antes de ocupar el tercer lugar como concejal de La Libertad Avanza, fue un camionero que desandó caminos lindantes a más de una fosa común. Atravesó la Provincia durante años, descargando entregas a metros de una veintena de sitios clandestinos de detención, tortura y exterminio. Hizo compañeros de ruta, respondió tal vez a numerosos patrones, e intermedió quizá con una centena de clientes. Al menos uno de todos ellos, duela un familiar desaparecido por la última díctadura cívico-eclesiástico-militar. Esa fascinación por la metodología (y «el resultado») de tales crímenes de Lesa Humanidad, escaló a su pico en los últimos tres años, fogueada por la insurgencia del fenómeno libertario que confundía pandemia con dictadura. Ese odio por las víctimas de su propia clase, creció semejante a su amor por los verdugos. Y ahora que es representante del pueblo que padeció semejantes horrores, Saul Lucero niega el Terror que reivindica.
Las evidencias brotaron por avistamiento del medio «Ciudad de Azul», buceando el archivo cloacal del Facebook del ex conductor. El cronista descubrió una serie de publicaciones apologistas reposteadas por Lucero, que van del pedido explícito de gatillo fácil y justicia por mano propia, a la condena de los «parasitos» que cosechó el peronismo y hoy cobran planes sociales en «el granero del mundo». La solución a los males que aquejan al país – se advierte en los mensajes que transmiten las imágenes restantes -, equivale a «la falta que hace» el General Videla, y al abandono del terrorismo impartido por «la dupla perfecta»: los falcon verdes, y los aviones que emprendieron los vuelos de la muerte.
Es desconocido el pasado del hombre, vedado el camino que lo llevó a la boleta de Kletnicki. Al igual que Pablo Di Salvo y María Barceló, el camionero obtuvo su banca al integrar la lista encabezada por el candidato de Javier Milei en Azul. No se sabe cuándo ni cómo, pero la vio. Como Victoria Villaruel se veía con el propio Videla o Miguél Etchecolatz, o como todo un país atestiguó decir al actual presidente de la Nación en el debate de las Generales: «No fueron 30.000 los desaparecidos. Son 8.753. Estamos en contra de una visión tuerta de la Historia. Para nosotros en los 70′ hubo una guerra. Y en esa guerra las fuerzas del Estado cometieron excesos…» Algo está claro: Lucero encontró en La Libertad Avanza una plataforma para la ideología que estuvo amazando – más bien, militando en redes – mientras ganaba un sueldo al volante.
En aquellas expresiones públicas, que a las 11 de este viernes se discutirán en sesión extraordinaria del Concejo Deliberante, anidan las únicas declaraciones políticas que pueden rastrearse del concejal Lucero. Queda expuesta su adversión al kircherismo y el peronismo, beneficiaries de asistencia estatal, y toda persona que considere parte de «un pueblo cobarde, cómodo y sin memoria». Estas líneas ocupan un texto que repostea de Juan Guillermo Baudo, junto a la figura pensativa de Videla: “¡Dejen de ser cínicos, pongan uds los huevos! Ningún militar va a tomar el poder, no quieren correr la misma suerte que en el ’76. Si los quieren meter presos, después nadie sale a defenderlos. Somos un pueblo cobarde, cómodo y sin memoria. Nos merecemos lo que tenemos y más».
Tras el manto del desconocimiento de la opinión pública sobre su pasado, Lucero adoptó un protagonismo considerable una vez electo. Se lo vio poniendo el cuerpo para la comisión de arbolado público, o sentado en la última reunión del año de la Mesa de Turismo. Incluso dijo presente a la hora de dar un espaldarazo a les fabriqueros Fanazul, integrando la comitiva de ediles que visitaran la Fábrica junto al intendente Sombra, ante el retorno fantasmal de un potencial cierre. Del comunicado municipal, podía leerse: «El concejal Saúl Lucero (La Libertad Avanza Azul) les indicó a los trabajadores que han solicitado una reunión con el ministro de Defensa Luís Petri ‘para dialogar sobre la realidad de la fábrica y sus empleados’, se informó oficialmente».
¿Qué hacer con un concejal pro-dictadura?
Circula en off por los pasillos del Deliberante, que Lucero niega ante sus pares cada uno de los posteos fascistas que le atribuye Ciudad de Azul. «Dice que están trucadas. No salió a responder porque está muy cagado», confiesa una fuente cercana al CD. Por esos mismos pasillos ingresó una nota de repudio la mañana del jueves, exigiéndole al Poder Legislativo una declaración de «malestar y preocupación» contra la apología de Lucero. Al pedido lo impulsan movimientos de Derechos Humanos, comisiones por la Memoria, e imprescindibles militantes sociales de Azul y la Región. No son específicos, pero esperan que se tomen medidas.
“Que eso lo decidan ellos, pero correspondería que lo aparten”, sinceró Néstor Rojo contó para Página|12. Es uno de los firmantes en tanto secretario de DDHH del PJ local, e integrante de Historias Desobedientes (colectivo integrado por hijes de genocidas) Para Rojo el panorama es desalentador, si se toma por parámetro la fragmentación actual del Concejo, y el desplante que sufrió por cuenta del flamante títular del recinto. «El presidente del concejo es Juan Louge, del PRO, de quien no esperamos mucho. Nos vio cuando fuimos a presentar la nota y pasó de largo. Ojalá los radicales tengan presente su historia a la hora de votar”, remató en su exclusiva para el diario porteño.
Lucero no es el primero. Hay jurísprudencia en este país de legisladores que reivindicaron el mayor genocidio argentino, y esos antecedentes se circunscriben a las fuerzas del cielo y la revolución de la Alegría. Hay casos impunes como el de Ricardo Bussi, legislador de la provincia de Tucumán, que semanas atrás se bajara antes de asumir como diputado de LLA. El hijo de Antonio Domingo – jefe del Operativo Independencia, y responsable mayor del plan de exterminio en Tucumán – pide «memoria completa» y reproduce el mito de la guerra sucia toda vez consultado por «El Proceso». Siendo diputado homenajeó a su padre durante un acto de 2011, y cuatro años después presentaría, en su interludio como concejal de San Miguél, un proyecto de «monumento a la Reconciliación Nacional». Por la presión de todo un colectivo memorioso, y el revés legislativo mayoritario, la ambición de Bussi quedó archivada, aunque pida «memoria completa» y reproduzca el mito de la guerra sucia toda vez consultado por «El Proceso».
Pero a Lucero debiera atemorizarle lo mucho que se emparenta su caso con el de Silvia Gorosito, concejala de Juntos por el Cambio en Chacabuco hasta el 27 de marzo de 2023. A semejanza del libertario, la edil de Coalición Cívica había replicado en su Facebook una foto alusiva a los vuelos de la muerte. Con ella, dos particularidades tan simbólicas como detonantes: bajo los cuerpos arrojados con vida al mar se lee un «Felíz día del montonero», y la fecha elegida para satirizar la muerte sin juicio de la última dictadura, era sin más, el 24 de marzo. Un año atrás, mismo día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, Gorosito venía de compartir una postal de la Junta Militar con la leyenda “gracias por todo”. El revuelo mediático fue inmediato entre chacabuquenses, y de nada le sirvió el simulado arrepentimiento por lo indefendible. la concejala recibió el repudio unánime del legislativo chacabuquense, incluyendo el de su propio bloque. Presentaría la renuncia a los tres días, donde al término de las disculpas sincera: «Si creo, además, que la historia debe ser contada de forma completa para poder conocer toda la verdad, y entonces empezar a sanar las heridas de nuestra sociedad, para luego trabajar juntos por un país que incluya a todos los argentinos».
En la primera sesión extraordinaria de 2024, a Lucero debiera pesarle la misma condena que a Silvia Gorosito. No hay otra discusión posible en la Casa del Pueblo: el concejal electo por el voto democrático profesa los mandatos de una dictadura genocida; que tuvo, por primera medida, arrobarse la suma del poder público, y por plan sistemático el exterminio de todo individuo opositor a sus mandatos de hambre, persecución y muerte.
Referentes de los tres poderes, dirigencia política e instituciones civiles deben exigir la indeclinable renuncia del edil libertario. Lucero es un retroceso democrático; su continuidad un precedente para que cómplices y responsables del Genocidio tengan un representante sancionando leyes.
La sociedad azuleña ha de plegarse a la demanda, no sin antes comprender, que la única libertad que avanza es aquella que el 30 de octubre cumplirá 41 años de vigencia.
Nota en desarrollo