Memoria del árbol caído, Verdad y Justicia de sus raíces

A una semana del hallazgo de restos óseos en la Guarnición Militar de Azul, El Estallido accedió - en exclusiva - a una imagen de la ánfora presuntamente hallada a su lado. Restos que pueden pertenecer a una de las 5 víctimas de la unidad que fuera unidad de comando de la Subzona 12, y Centro Clandestino durante última Dictadura Cívico-Eclesiástico-Militar.

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Restos humanos sepultados en una guarnición militar donde se impartió tortura, vejación y muerte. Que florecieron el día de la primavera, luego de que personal uniformado removiera una conífera añeja abatida por el paso del temporal que inició septiembre. Huesos que supuestamente reposaban junto a un envase de ánfora antigua (segunda foto de la presente nota, aporte exclusivo del Estallido), y, entonces podrían pertenecer a un originario caído, en el exterminio o en la miseria, de los genocidios cívico-eclesiásticos-militares que construyeron las bases del Estado-Nación argentino. Pero, allí dentro, también hay restos que coexisten con otros restos, picaneados y quebrantados, cuyas familias llevan 45 años buscando la verdad de su destino, esperando un temporal de justicia capaz de derrumbar el pacto de silencio que encubre su desaparición en nombre del Terror más profundo.

 

Una multitud agolpada frente a la Guarnición Militar Azul durante la mañana del 20 de febrero de 1974, aguarda información sobre lo que luego se conocería como el copamiento del PRT-ERP al cuartel local. (Autor desconocido)

 

El hallazgo y las presunciones

Se sabe que fue el Jefe del Regimiento de Caballería de Tiradores Blindados 10, Teniente Coronel Ignacio Zubeldía, quien realizó la denuncia del hallazgo ante el Juzgado Federal de Azul, a cargo de Gabriel Di Giulio. Los huesos fueron encontrados debajo de las raíces de una conífera, ubicado a metros de la guardia de prevención: calabozos para alojar soldados incorporados en la unidad por distintas razones de faltas graves.

Se trata de un pino que, a priori, tendría más de 45 años, por lo que podría ser anterior a los años del terrorismo de Estado. Una posibilidad incluso es que el árbol fuera anterior a la edificación del cuartel, que data de mediados de la década de 1940: junto a los restos óseos, presuntamente, yacía una ánfora de cerámica con forma de botellón, pieza que sirve la interpretación de que la identidad del cuerpo correspondería a un indígena pampa, o bien, a un «huinca» militar o civil que vivió en el Azul hacia finales de 1800.

 

Ánfora (recipiente para líquidos decimonónico) que habría sido encontrada junto a los restos óseos. En la toma se aprecia cómo es lavada en una canilla, lo que constituye una negligente manipulación del hallazgo.

 

La otra hipótesis remite a los caídos la noche del copamiento del cuartel entre el 19 y el 20 de enero de 1974, a expensas de la Compañía «Héroes de Trelew» del PRT-ERP, conducida por Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzún. Esa noche, las víctimas del Ejército fueron el Coronel Camilo Gay, su esposa Irma, y el Cabo Daniel González, cuyas sepulturas trascendieron públicamente. 11 meses después sería asesinado el Coronel Jorge Ibarzabal, quien fuera secuestrado por el ERP en su fuga del copamiento. El grupo guerrillero reconoció las bajas de Hector Antelo y Javier Roldan (desaparecidos semanas después en la Superintendencia de Seguridad Federal), y la muerte de Guillermo Pascual Altera en el ultimo acto del copamiento, la toma de rehenes donde una balacera del propio ejército ajustició al guerrillero y, colateralmente, a la esposa del Coronel, Norma Casaux de Gay. Los restos de Altera, como los de sus compañeros Antelo y Roldan, continúan desaparecidos hasta la fecha.

Volviendo a los hallazgos del presente, el Juez Di Giulio delegó la causa a la Fiscalía Federal de Azul, dirigida por Santiago Eyherabide. Y es a través de la Fiscalía, que se dispuso la convocatoria del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes ya se encontraban realizando tareas de geolocalización en la zona, referidos al centro clandestino «La Huerta», que funcionó en cercanías a la ruta 226, en Tandil.

Más de 750 detenides desaparecides identificados desde 1984 a la fecha son garantía universal para la tarea del EAAF. Ninguna de esas víctimas se corresponde con las  7 registradas en el Partido de Azul, a expensas de los grupos de tareas dependientes de la Subzona 12, Áreas 123 y 125: zonificación militar que desde octubre de 1975 planificó y ejecutó el secuestro, la tortura y la desaparición en los partidos de Azul, Rauch, General Belgrano y Pila; Tapalqué, General Alvear, Saladillo, Roque Pérez y Las Flores.

De las 7 víctimas en territorio azuleño  se constató, por testimonios de familiares, testigos y militantes volcados a la CONADEP (1984/85), que 5 de ellas estuvieron detenidas en la guarnición que alberga al Grupo de Artillería Blindada 1 y Regimiento de Caballería de Tiradores Blindados 10. Durante la Jefatura del Tte. Cnel. Carlos Alberto Saini, y luego en la del Tte. Cnel. Pedro Pablo Mansilla, la guarnición fue escenario de la desaparición forzada de 4 conscriptos: Alfredo Mario Thomas Molina (5 de mayo de 1976), José Luís Vicini Alessio (1° de septiembre de 1976), Jose Luis María Musmeci (2 de noviembre de 1976) y Héctor Victorio Morandi Risso (5 de julio de 1977) A los colimbas se le suma Carlos Alberto Labolita Banegas, secuestrado por un grupo de tareas en Las Flores la noche del 25 de abril de 1976, bajo la conducción de Guillermo Alejandro Duret, Jefe de inteligencia del Grupo de Artillería Blindada. En diversas declaraciones públicas, Gladis D’alessandro – compañera de «Chiche» Labolita, que junto a él compartiera militancia y el último techo en La Plata de Néstor Kirchner y Cristina Fernández -, expresó la hipótesis de que sus restos podrían hallarse en las inmediaciones de la guarnición, o bien, en la ex estación del Ferrocarril Provincial (actual Jardín Maternal «Cesar De Paula»), que hasta 1978 funcionó como Centro Clandestino tras la fachada de Planta Verificadora Vehicular del Ejército. 

Además de la Vieja Estación, y los mencionados al interior de la guarnición militar, la Delegación de la Polícia Federal (hoy Juzgado Federal N°1),  la Unidad Penal N°7, y la Unidad Regional XI, más algún otro sitio en cierta zona rural de la localidad, completan las mazmorras que impartieron tormentos, vejación y tortura sin límite en la ciudad cabecera del Partido de Azul. A excepción del actual Juzgado y del acceso a la guarnición, ningún otro sitio ha sido señalizado en el marco de la Red Federal de Sitios de Memoria. La imposición de un Jardín Maternal donde niñes coexisten con los ecos desgarrados por la picana, es la postal de impunidad insoslayable que persiste en este suelo hasta nuestros días.

 

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El Juicio «La Huerta» (y los Dinosaurios ya juzgados)

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Por los crímenes cometidos en tales locaciones, y otras de las zonas militares con asiento en Tandil, es que se realizó semanas atrás la audiencia preliminar del juicio denominado “La Huerta”, que tendrá como imputados a militares, policías y civiles, con fecha de inicio en febrero de 2022.

Los acusados son en total 26 y las víctimas 118, y el proceso oral y público de esta causa estará a cargo del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. En el debate se juzgará el circuito represivo del Área 121, que incluye centros clandestinos de detención como “La Huerta”, las comisarías Primera y Segunda de Tandil, la “Chacra de Méndez” y el ex Instituto Superior de Educación Rural (ISER), junto a los hechos ocurridos en la ciudad de Azul.

El debate, que tendrá como imputados a militares, policías y civiles, comenzará en febrero del año próximo con un sistema dual, presencial y remoto. Los acusados son en total 26 y las víctimas 118. El Ministerio Público Fiscal estará representado por los fiscales Santiago Eyherabide y Juan Pablo Curi, y como auxiliares fiscales actuarán María Eugenia Montero y Julio Darmandrail. El Tribunal Oral Federal de Mar del Plata estará integrado por los jueces Nicolás Toselli, Fernando Machado Pelloni y Luis Imas.

Con relación a los responsables del circuito represivo en territorio azuleño, cabe refrescar que hace 6 años, el Teniente (RE) Saini fue arrestado el día de su cumpleaños 88 en Olavarría, y llevado al Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz. En 2009, por el secuestro y la desaparición de Carlos Labolita, el Teniente (RE) Mansilla fue condenado a perpetua con arresto domiciliario por el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, en el mismo juicio que Duret fue absuelto por mayoría. Dos años después, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación – integrada entonces por Augusto Diez Ojeda, Gustavo Hornos y Mariano González Palazzo – revocó la decisión y lo condenó a quince años de prisión. Un día antes de que los camaristas firmaran el fallo, Duret – que conservaba sus buenas fuentes de sus años como oficial de inteligencia del Ejército – se escapó a Chile, de donde lo expulsaron rápidamente.

Recién en octubre de 2015, la Corte Suprema reenvío la sentencia de Duret a Casación para que otra Sala revisara la decisión de ese mismo tribunal. En 2016, la sentencia se confirmó, pero aguardaba en la Corte para que los supremos la dejen firme. Por su parte, hacia 2019 el represor esperaba la resolución en una carcel VIP de Campo Mayo.

El 20 de enero de 2021, los camaristas Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Daniel Petrone rechazaron un recurso que habían presentado los defensores particulares de Duret contra la decisión del Tribunal Oral Federal (TOF) de Mar del Plata del 16 de diciembre de negarle la prisión domiciliaria. La defensa de Duret lo esgrimía como una persona de riesgo frente a la pandemia de COVID-19, pero los jueces de Mar del Plata le respondieron que aún no cumplió 70 años, y que los informes médicos no muestran que tenga un estado de salud deteriorado.

 

Guillermo Alejandro Duret y Pedro Pablo Mansilla - Jefe de Inteligencia y Teniente Coronel a cargo del Regimiento de Azul durante el Terror más profundo - saliendo de la audiencia por el secuestro y asesinato de Carlos Labolita. Año 2010. (Foto Marcelo Nuñez)
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Del Pino Caído, la chance histórica de sembrar Verdad y Justicia

El hallazgo en la guarnición, y el inminente comienzo del Juicio «La Huerta» siembran un escenario sin precedentes para quebrantar el pacto de silencio que aplaza el «Nunca Más» en Azul. A pesar de que pudo haberse roto desde el retorno a la Democracia, partiendo de las diversas esferas civiles que tuvieron alcance a las fuentes del horror.

Azul centraliza la cabecera de los Juzgados de los Tribunales Provinciales y del Juzgado Federal de la zona centro, donde se presentaban los habeas corpus por secuestros y desapariciones. Es decir, que quienes trabajaban en estas dependencias tenían constancia de las detenciones y los secuestros en curso. La existencia de los Regimientos, la Base Naval Azopardo, y las variadas dependencias de policía provincial y federal, imponían una gran cantidad de vecines ligados a integrantes de los grupos de tareas, sea por amistad o vecindad. Además, en lo que refiere a cómplices civiles, es cosa juzgada la presencia de médicos matriculados e integrantes de la Iglesia Católica en los “quirófanos” y/o «parrillas» (como la jerga militar llamaban a las salas de tortura),  así como fueron de conocimiento público, desde el 24 de marzo de 1976, los diversos funcionarios civiles que prestaron servicios a las intervenciones de los Tenientes Coronel Héctor Michero, Manuel Ricardes y Fortunato Gómez Romero.

Basta mencionar al primer gabinete que acompañó a Michero la noche que desplazara al Intendente Juan Carlos Peralta Reyes: como Secretario de Gobierno y Hacienda, Marcelo José Baudrón; maestro mayor de obras Hugo Ramiro Ares, secretario de Obras Públicas; Eulogio Hidalgo, secretario de Bienestar Social; Miguel Ángel Boselli, secretario de Asuntos Generales; contador nacional Miguel Angel Viciconte, subsecretario de Hacienda; y Doctor Alfredo Victorino Callejo, asesor letrado de la Municipalidad. Cada uno de estos funcionarios simbolizan el potencial de testimonios civiles que pudieron haber engrosado las filas azuleñas del CONADEP, empero ninguno de ellos se ha expresado jamás en torno al Terrorismo de Estado que le tuvo en funciones.

Desde la gestión De Paula que reabrió la Democracia en Azul (y a excepción de la de José Inza, coincidente con la señalización de los ex CCD), ningún gobierno comunal ha sabido impulsar o articular políticas concretas vinculadas a la Memoria. La actual, conducida por Hernán Bertellys y alineada ideológicamente al negacionismo macrista, en ninguno de sus 6 años eligió expresarse de forma pública, ya sea protocolar o a través de iniciativas conmemorativas, durante la jornada del 24 de marzo. Incluso, evitó aunar esfuerzos durante la primera Semana por la Memoria, la Verdad y la Justicia en Azul, traccionada en 2019 por el Centro Universitario Azuleño (CUA), la APDH Azul, SUTEBA y la agrupación PUA de la Facultad de Derecho de la UNICEN. Consecuentemente, ningún referente del gobierno bertellysta deslizo declaraciones en torno al hallazgo de los restos en el cuartel.

Aun así, la esperanza de torcer el destino de la impunidad hacia el Juicio y el Castigo de cómplices y responsables del Terror en suelo azuleño, todavía puede incluirles de forma protagónica. Como es el caso propio del Teniente Coronel Ignacio Zubeldía, quien puede consagrarse como el primer Jefe militar con asiento en Azul, en colaborar con el esclarecimiento de los Delitos de Lesa Humanidad cometidos en el Partido.

De ser así: ¿será Zubeldía el primero en desclasificar los archivos donde Saini y Mansilla detallaron minusiosamente las consecuencias del Terror más profundo en Azul? ¿Sabrán las familias de les 33 desaparecides paridos en estas tierras dónde encontrarles para darles descanso? ¿Estaremos cerca de conocer dónde está el niñe de María Segunda Casado y Paisano Frías, dónde el de María Inés Carrieri y Miguel Velásquez, también el de Juan Marcelo Soler y Graciela Moreno, igualmente el de Marta Pourtale y Juan Carlos Villamayor, y lo propio con el de Raúl Balbuena y Norma Raggio?

Quizás, en la nueva normalidad, estas y todas las respuestas a la Memoria no deberán esperar un arbol caído para brotar. Puesto que todavía estamos a tiempo de que la Verdad crezca de las grietas del Silencio de genocidas, y la Justicia expanda sobre ellos sus raices tardías. Todavía nos debemos convertir al Jardín Maternal, en el Jardín de les Presentes. Todavía les debemos, a sus militantes ausencias, transformar Azul en el Pueblo del Nunca Más.

 

El histórico referente de los Derechos Humanos y la Memoria en Azul, Fernando "Nano" Wilhelm, colgando la bandera de les desaparecides locales en el acceso al Regimiento, durante la jornada de 2014 en que fuera señalizado como Ex-Centro Clandestino de Detención.
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