Otro año de la patria chica de esfuerzo y trabajo

La localidad nacida junto al tren, millonaria en patrimonios, llega a sus 112 años con las demandas históricas del resto de las localidades del Partido

 

Cuentan que creció a la vera de la Estación del Ferrocarril Sud, que fuera habilitada junto con el ramal un primero de marzo de 1912. El pueblo – emplazado a media cuadra de distancia -, debió fundarse con un remate de tierras al poco tiempo.

16 de Julio debe su nombre al casamiento del fundador, Eladio Otamendi, quien contrajera nupcias un mismo día pero de 1880. Eladio era familiar del Comandante del Ejército Argentino Nicanor Otamendi, elevado a benemérito por el Ejército Argentino tras morir en la batalla de San Gregorio, un 15 de septiembre de 1855, por la furia de 200 lanzas del Cacique Yanquetruz.

“Ernestina y Palmira Otamendi solicitan autorización para fundar el pueblo ‘Eladio Otamendi’ frente a la estación 16 de julio del Ferrocarril del Sud”, decía la noticia que publicó el diario El Popular de Olavarría el 22 de diciembre de 1912, debajo del titular “Nuevo Pueblo”. Se cree que esa petición quedó sin efecto porque ya había otras estaciones del mismo nombre, y para evitar confusiones se decantó por el aniversario de bodas del fundador de la localidad. Ya no tan anonima para el prisma del turismo provinciano.

Asevera Marcelo Daffara, quien atiende el único almacén, donde todavía funciona el surtidor de combustible original, que a raíz de un video que se viralizó en el canal de YouTube @PaísTurístico, llegaron hasta el pueblo “una gran cantidad de consultas sobre terrenos disponibles para comprar y alquilar”. «Estamos dentro del partido de Azul, al lado del partido Benito Juárez, y con el partido de Olavarría a 40 kilómetros”, añade Marcelo, toda vez que engrosa la geografía del pago como de «triple frontera».

Esta localidad que merodea les 100 habitantes cuenta con la Escuela N°20, formativa de todas y cada una de las generaciones de residentes. La Juan José Paso tiene por precedente a “la Escuelita de Chapas”, tal como llamaban al primer edificio, que se inauguró el 19 de septiembre de 1916. Concurrían a partir de los ocho años de edad, y solo había hasta tercer grado. Recién una década después se incorporó cuarto grado. Los docentes se trasladaban en tren, y durante la temporada escolar se quedaban en casas de las familias de los alumnos. Frente a la falta de recursos, las maestras rurales apelaban a la creatividad y la vocación para generar igualdad de oportunidades. En 1979 se construyó el Jardín de Infantes “Candilejas”, gracias a un grupo de padres, y el esfuerzo de toda la comunidad, que recaudó dinero con festivales solidarios.

Desde 1980 el tren de pasajeros ya no pasa, y en 1983 dejaron de circular los de carga. La inauguración había sido los primeros días de mayo en 1912, que se toma como año fundacional, y el recorrido incluía las estaciones de Chillar, 16 de julio y Tedín Uriburu. Las vías, que todavía pueden verse entre la vegetación, fueron hechas por polacos, italianos y vascos, bajo la supervisión de un ingeniero inglés, Ernesto Francisco Simona.

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En 1966 abrió sus puertas la capilla Nuestra Señora del Carmen, considerada la patrona del pueblo, y aunque no hay cura, los vecinos se acercan igual para rezar. “Nunca hubo cura, siempre nos manejamos con la ayuda de Chillar, pero una vez el cura se enfermó, ya no pudo venir más, y ahora hay un diácono, solamente que no da abasto con toda la zona”, revela el delegado. “El domingo pasado trajimos un obispo de Azul que dio la misa, y nos vamos manejando así, como podemos, para mantener las tradiciones en todo lo que hace a lo cultural y religioso”, agrega.

Las calles de 16 de Julio llevan el nombre de diferentes flores: Las Azucenas, Los Jazmines, Los Lirios, Las Camelias, entre otras. Las bicicletas, sin candado alguno, descansan a toda hora en el pasto. Un pórtico con ribetes dorados al final de una calle central, da la espalda al acceso que proviene de la Ruta Nacional número 3. Es el Club Atlético 16 de Julio, que centraliza las actividades sociales y deportivas del pueblo desde los años 30′.

Entre jugadoras pioneras del futbol y el hockey en el partido de Azul; dentro de numerosos 16 julienses vistiendo la casaca merengue con motivos rojiazules, figura una escuadra capaz de batir el Guiness; el único equipo en la historia del fútbol en ganar por medio gol. Documentan los diarios de la epoca que la gesta tuvo lugar en el año 1935, cuando el tricolor visito a Huracán de Chillar. Florencio Orradre, el cañonero del visitante, saca un fierrazo de tiro libre a 25 metros del arco. «Manunga» Lorca, el imbatible arquero del local, parece atenazar el balón; en sus guantes sólo queda el cuero, y la cámara del esférico pica hasta mecerse en la red. El árbitro decide pitar a favor del club juliense. Resultado final: medio a cero para el Club Atlético de 16 de julio.

Los julienses cuentan con agua potable, internet, luz y cable. Hace un tiempo que no conocen del gas natural, porque cedieron ante una red en absoluto desgastada. A la hora de cocinar asoman la garrafa o la leña, y pasar el invierno implican fuegos diarios sobre la salamandra.  Cual fuera la estación, la vida social se agita más los sábados y domingos a la noche en el Club Atlético, convertido en pista de baile, peña de sus socios, o posta del viajero motorizado. “Vienen cada tanto ciclistas y motociclistas, que por ahí me encuentran a mí en la delegación, porque vivo al lado y si bien abre tipo 7, yo a las 5 o 6 ya ando por ahí; y sino lo buscan a Marcelo, que está en el almacén todos los días hasta la una, cierra al mediodía y vuelve a abrir a las 16.30 hasta las 10.30 de la noche, que se quedan algunos jugando a las cartas”, indica. La salud solía ser otro aspecto que pesaba en la balanza. Hoy 16 de Julio dispone de un centro de atención primaria, a cargo de un equipo de médicos, enfermeras y vacunadoras.

Allí donde todavía persisten los restos del Fortín Miñana, construido en 1861, y persiste un yacimiento arqueológico en la Estancia La Moderna, a orillas del Arroyo Azul, donde se hallaron restos de 10.000 años de antigüedad. Destacan algunos huesos y parte del caparazón de un gliptodonte, asociados a instrumentos de piedra. Se estudió su composición y se encontraron elementos de hasta 12.330 años antes del presente, lo que comprueba la coexistencia del ser pampeano con la fauna del Pleistoceno. “En línea recta de vuelo, a 25 kilómetros, también tenemos un mojón que indica el centro de la provincia de Buenos Aires”, agrega Marcelo, como buen promotor de su tierra, atento a cada uno de los datos que ayuden a que sus pagos se conozcan más. “No tenemos museo ni cosas como esas, pero tenemos esencia y amor por nuestro pueblo”, expresa con emotivo orgullo.

El pueblo nacido a la vera del ramal celebra hoy sus 112 años de existencia, protegiendo una riqueza patrimonial – tanto cultural como arqueológica y arquitectónica -, que aguarda su merecida y necesaria ponderación comunal. Cada une de sus pobladores, cada uno de sus rincones, develan testimonios de humanidad y de trascendencia histórica nacional que merecen trascender al aplazo y el olvido.

Enquistado en la plazoleta de la Libertad, contigua a la delegación municipal, asoma el escudo representativo. Aquél que reza: “Patria chica de esfuerzo y trabajo”. Pago chico que resiste, junto al resto de los parajes y localidades del Partido, ante un aplazo histórico e integral por cuenta del Municipio de Azul, transversal a las gestiones gubernamentales que le ocuparon en su historia.

Felices 112, 16 de Julio. Que los trenes de la reparación, el crecimiento y la revalorización alcancen pronto ese ramal que iniciara tu marcha en este territorio azulado.

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