Un Salón que mucho dice abarcar, pero ningún Arte aprieta
El Colectivo cultural emitió un comunicado denuncia, respecto a la decisión del Municipio de aplazar el tradicional concurso "Salón Nacional de Pintura y Dibujo" (SNPD), fingiendo su continuidad en el teóricamente más abarcativo "Salón Azul Nacional de Artes Visuales".
Corría el año 1983, cuando la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Azul inauguró una tradición: el concurso llamado Salón Nacional de Azul , cuya convocatoria se extendería a les artistes plásticos de toda la Argentina con especialidad en el dibujo y la pintura. Centenares de talentos de todo el país trasladaron sus producciones artísticas al pago, de cara a un proceso de selección por cuenta de un destacado jurado a nivel nacional, con exposiciones, premios y menciones en juego.
El concurso cultural nacido del Municipio recorrió toda la democracia, sosteniéndose a lo largo de cuatro gobiernos comunales – en cuanto a sus visiones y políticas culturales – discímiles entre sí: habiendo comenzado en la intendencia de César «Poliya» De Paula, se adaptó a los mandatos de Juan Atilio Barberena, Omar Duclós y José Inza.
Sin embargo, después de sobrevivir 39 años con su formato original, el Salón Nacional dejó de existir este mismo año, porque el Bertellysmo determinó borrarle de un plumazo. Más bien, fraguando su continuidad en un supuesto formato más abarcativo (bajo el titulo de «XXXVII Salón Azul Nacional de las Artes Visuales»), en medio de las muestras de desidia y coqueteos con la fatalidad que ostenta la gestión cultural de Maya Vena; la negligencia más reciente, con sede en el CC San Martín y en el marco del Festival municipal «Rock Al Centro», casi se cobra la vida del bajista Sergio Ojeda, quien cayó cuatro metros al vacío producto de un escenario putrefacto.
Como en aquella oportunidad, a tono con cada reclamo impostado desde la formación del colectivo en abril, les Artistas Autoconvocades de Azul emitieron un comunicado para denunciar la determinación de la gestión Bertellys – Vieyra de borrar el Salón, evidenciando cómo esta maniobra de vaciamiento carece de objetivos e incluso de lógicas para su implementación. Denotando cómo es un ladrillo más para intentar tapar la emergencia cultural – aunque no declarada – vigente en todo el Partido.
El comunicado completo, lo expone de esta manera:
«El Municipio de Azul ha decidido dejar de organizar el Salón Nacional de Pintura y Dibujo (SNPD), sin ninguna puesta en consideración que no sea con su propia ignominia. Al cabo de dos años consecutivos con “huelga” de ediciones, el Salón (el de Pintura y Dibujo) debía desarrollar su 37° edición.
El Ejecutivo local, con la Secretaría de Cultura como mascarón de proa, reemplazó dicha edición por una novedad: el Salón Azul Nacional de Artes Visuales, una nebulosa con pretensiones de ámbito de fomento artístico. Y anuncia que se trata de la XXXVII edición, impostando una continuidad del SNPD.
En mayo pasado se anunció públicamente la convocatoria a un Salón que, sorpresivamente, incluye siete categorías: pintura, dibujo, grabado, escultura, objeto, fotografía y videoarte. No le bastó a Cultura con ese híbrido y reservó un pliego más del factor sorpresa para el modo de competencia y la premiación: las siete categorías concursarán, JUNTAS, por un primer premio adquisición de $100.000. Se entendió, pero mejor es resaltarlo: quienes integren el jurado (un ÚNICO jurado) deberán analizar, comparar, disponer su sensibilidad y finalmente dictaminar –en un mismo “plano”– respecto a una foto, un audiovisual y una pintura.
Los interrogantes se pelean por ganar la superficie que los haga visibles: ¿Qué jurado podrá argumentar por qué un audiovisual mereció mejor consideración que una escultura? ¿Siete categorías y un único premio? ¿De verdad consideran que ese Frankenstein debe ser asimilado y abordado como una nueva edición del SNPD? Es inadmisible que funcionarixs y colaboradorxs de una Secretaría de Cultura de un Municipio proyecten ambas realizaciones como parte de lo mismo.
Por otro lado, el concurso de siete categorías de este nuevo Salón presupone una participación nutrida dado su carácter nacional. Se ha decidido por una preselección virtual como instancia inicial, luego de la cual se habilita la recepción efectiva de las obras. El SNPD, llegada esta instancia, concretaba la exposición pública de las obras seleccionadas, mismo ámbito donde se distinguían (incluso en el espacio) a las ganadoras en cada categoría.
El nuevo Salón que acaba de lanzar el Municipio convoca, como hemos marcado, a siete categorías en una misma competencia. Si al menos algo de la tradición se busca proteger, cuando el 17 de diciembre próximo (de acuerdo a la fecha oficial) se inaugure, tanto las obras preseleccionadas como las ganadoras deberían exponerse abiertamente.
Aquí es propicio resaltar algunos aspectos: el reglamento habilita como medida máxima de obra (en determinadas categorías) 100 cm. por lado. Las esculturas, en tanto obras con tres dimensiones, llevan a considerar el espacio en torno para ser exhibidas, mientras que las expresiones audiovisuales necesitan de un montaje complejo, necesario por su formato. Por lo tanto, no cuesta imaginar que para albergar el volumen que presupone este nuevo Salón, el Municipio necesitará de un sitio de grandes dimensiones, no tratándose éste del único aspecto. Ese lugar, además de amplitud, también deberá ofrecer condiciones de montaje, curaduría y circulación del público en favor de la contemplación de lo expuesto.
Con el Museo Municipal López Claro cerrado por falta de mantenimiento –que aunque de dimensiones algo reducidas, es el único sitio afín a la exposición que requiere un Salón de Artes–, ¿dónde tendrá lugar la “etapa pública” del mismo? ¿Qué epicentro habrá considerado el Municipio para albergar obras que no sólo necesitan ver favorecidas sus cualidades, sino también su preservación?
A propósito de esto, el reglamento* de este nuevo Salón estipula que serán eliminadas las obras que no se adapten “a las disposiciones físicas del espacio expositivo de acuerdo a los criterios del jurado” (artículo 6 / inciso K).
XXXVII-Salón-Azul-Nacionales-de-Artes-Visuales-Bases-y-condiciones
Ahora bien, la Secretaría de Cultura de la ciudad de Azul aún no informó cuál es ese espacio expositivo al que tienen que adaptarse las obras (tampoco dio a conocer las identidades de lxs integrantes del jurado); no lo hizo vía reglamento, como correspondería, ni tampoco de manera informal. Por ende, una obra puede quedar afuera del Salón por infligir un parámetro reglamentario que ignora. Ese “conflicto” en el reglamento nos lleva a prejuzgar que éste ha sido copiado y pegado sin miramientos (siguiendo con su ya instalada costumbre).
Una conclusión a la que colectivamente arribamos es que este nuevo Salón no es otra cosa que una reacción al señalamiento, petitorio público mediante, que el Colectivo de Artistas Autoconvocades de Azul viene sosteniendo desde abril de 2022. Es una reacción que busca instalar en la opinión pública la fatua idea de que el Municipio “hace”, se ocupa de la cultura, a la que promueve y fomenta. En esa pirueta fracasa porque la desidia natural que lo determina es más fuerte que la impostura que políticamente le conviene ensayar.
Lo que ha sido anunciado no es el Salón Nacional de Pintura y Dibujo, emblemático certamen que trascendió las fronteras locales gracias a su valía como promotor de esas disciplinas, y también en buena medida de las expresiones que contextualizó; no es un premio ni es estímulo al artista. Es un premio nacional despectivo.
Esto es un híbrido, una fachada mal construida, cuyo propio peso la hace tambalear. Y será la decisión de lxs artistas la que ponga en evidencia la precariedad y mezquindad de todo esto, aun en contextos de “emergencia cultural”, al aceptar o no la competitiva limosna que se les está ofreciendo».
Artistas Autoconvades de Azul
* (ACLARACIÓN): Adjuntamos el reglamento que sólo se puede conseguir mediante inscripción. No está publicado en ninguna página ni link. Seguimos visibilizando el abandono a les artistas de Azul. Muchas gracias por difundir.