Impuestazo y Barbarie

 

La barbarie ha invadido las escalinatas del Palacio. Hay más que yuyos secos avivando la turbia humareda, algo fétido y ayer nomás vivo. Es la bosta de aquellos bovinos de los que sólo queda su cráneo, exhibidos en el primer escalón como advertencia para los de adentro. Es el peludo incinerado con vida en los yuyales, carbonizando pañuelos blancos pintados sobre el playón, mientras un cartón con letras rojas sindica como «chorros» a los presuntos causantes del escarmiento.

La quema de animales vivos, el ultraje a símbolos de la Memoria, la Verdad y la Justicia, la demonización de funcionarios públicos, la incitación a la rebeldía fiscal. Tales violencias no fueron promovidas por una vecindad autoconvocada, ni por militantes reaccionarios de un partido dado, sino por productores que descendieron de camionetas 4×4 respondiendo a la Sociedad Rural de Azul, la CARBAP, y la Federación Agraria Argentina.

¿Qué justifica para la Mesa de Enlace de Azul, una barbarie sin límite en el método sobre el Municipio, a 40 años del retorno de la Democracia? El socavamiento del Presupuesto Municipal 2024 – aprobado por unamidad de concejales y mayores contribuyentes -, y el boicot a la Tasa por Servicios Esenciales incluída en la ordenanza, que exigiría, por primera vez en la historia del Estado-Nación en suelo azuleño, un aporte proveniente de la riqueza concentrada por la oligarquía y el establishment agropecuario.

Desde la mañana del martes 5, lo que los vándalos con boina llaman impuestazo es ley, la redistribución tributaria un programa del Sombrismo en curso, y el piquete hediondo que tanto recuerda a la leche derramada en la ruta de 2008, preanuncia que el odio de clase del Campo andará desatado hasta conseguir que nada cambie.

 

El Campo justifica los miedos

 

Por unamidad, con la conformación del Concejo Deliberante que se despidió el pasado sábado, y el apoyo mayoritario de los mayores contibruyentes del Partido; de acuerdo a lo esperado, así ocurrió el desenlace de la asamblea que selló la aprobación de la Ordenanza Fiscal e Impositiva 2024. Que iniciara con la lectura de la concejala Bilello (FdT), defensora del despacho aprobatorio por mayoría, y que vanos contrapesos aportaron les ediles propinantes en el transcurso de la jornada. A excepción de la retirada opositora en la previa de los 10 votos positivos, aglutinando al PRO, Juntos-Gen, UCR y Podemos en la fuga. Afuera, hacía horas que el piquete mortuorio decoraba el acceso al Municipio.

Lejos de hacerse cargo de lo acontecido, la Mesa de Enlace publicó a horas del acto barbárico una mesquina y cobarde gacetilla, a los fines de desligarse del siniestro:

«Desde la Mesa de Enlace expresamos nuestro rechazo a cualquier acto de vandalismo. Consideramos que la mejor vía para manifestar una protesta es pacíficamente y respetando las instituciones. Entendemos el enojo de gran parte de los ciudadanos, pero no compartimos el accionar de lo ocurrido en el día de hoy frente al palacio municipal, durante la sesión de la Asamblea de Mayores Contribuyentes, en el Concejo Deliberante de Azul».

No fue cualquier acto de vandalismo, sino una batería de oscuros simbolismos que conducen a la herencia del «granero del mundo». No puede arrobarse la representatividad de «gran parte de los ciudadanos», sino la del grueso de propietarios y arrendatarios rurales. La barbarie del Campo, es antagónica a una protesta pacífica, escatológica con las instituciones democráticas, y consecuente con la contraofensiva que más de 700 productores rurales vienen planificando desde la aparición pública del proyecto impositivo.

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Impone otra alerta reconocer que los autores del despliegue intimidatorio, tuvieron la venia de los herederos de las familias patricias de la Argentina, propietaries de las chacras y estancias nacidas de la tierra ensangrentada por el genocidio del Desierto. Quienes incineraron fauna autóctona sobre los pañuelos blancos que nombran a les desaparecides azuleñes, actuaron por orden de la misma Sociedad Rural que apoyó con una solicitada el primer año del Terror más profundo, y que el pasado 21 de noviembre exigió «memoria completa» en la Casa del Pueblo», cuando se declaraba de interés a un documental memorioso de la educación pública. Violencias que incluyen pero trascienden el rechazo del sector al «impuestazo», en cuanto ventilan el resurgimiento local de consignas históricas para la dirigencia agropecuaria, movidas por la defensa de los privilegios de casta, obtenidos a costa del exterminio y la miseria planificada de la otredad en territorio argentino.

 

 

No trascendió otra palabra oficial de la Mesa, aunque sí del mayor aliado benefactor que tuvo el Campo en el devenir nacional. El portavoz del empresariado local en tanto presidente del CEDA, definió como «correcto» el desplante del arco opositor antes de la sanción positiva, y en efecto razonable la actitud en la previa de la Asamblea. De este modo justificó Federico García la fechoría del martes 5:

«Primero, sacaron las ordenanzas sin participación de nadie más que ellos y de quienes se ‘venden’ fácil,  luego convocaron a todos para decir en qué se iba a gastar el dinero, se lo pasaron por donde no da el sol, ¿y tratan el presupuesto en sesión extraordinaria, para que quieren al resto de los concejales? Tema cocinado, el debate es válido si se va a escuchar al otro. Una lástima esta actitud del nuevo Intendente (y del que se va). Todos teníamos la esperanza de que (Nelson Sombra) cumpliese con lo que dijo el día que ganó».

Puede inferirse que García alude a cierta expresión de deseo del mandatario peronista, quien en la primera hora de saberse electo, dedicó ideas conciliatorias a la oposición y los sectores primarios del Partido. Sombra bregó aquella noche por «juntarse en las coincidencias», y abandonar las diferencias «en las que hace 30 años estamos plantados, y no nos han llevado a ningún lado». Les pedía agruparse para demostrar «que los azuleños y las azuleñas podemos ser un pueblo logístico; un foco económico; que podemos producir alimentos; que nos podemos insertar en la región, en el país, en la provincia; que tenemos capacidad instalada; que tenemos la mejor creatividad y fuerza de trabajo de toda la provincia».

El máximo representante del empresariado azuleño, quizás no ligó estas expresiones con la lógica redistributiva que Sombra viene pregronando como financiamiento al gobierno de unidad, y claramente desestimó – como la amplia mayoría política y social -, que sería su primera medida de gestión en plena transición de mando.

 

Los jueces del impuestazo, soberanos de la chacra asfaltada

 

Entre el observatorio popular y las primeras consecuencias de la Tasa en el distrito, surgirá la próxima medida de la Mesa de Enlace, tejida con sumo hermetismo por las entidades orgánicas. El corte del acceso por Ruta 3 – una de las propuestas del manifiesto firmado tras la sesión del 21N -, se aleja por las políticas punitivas que el gobierno de Javier Milei ya ejecutó contra las protestas en la vía pública. Emerge entonces el afán de judicializar la ordenanza, mediante las opciones que en aquél documento se resumían en «la presentación de un recurso de amparo colectivo», y el intento de «derogar la ordenanza con la nueva conformación del cuerpo deliberante». Si los cauces judiciales fueran insuficientes, lo que separa al Campo de otras variantes de vandalismo es la «rebeldía fiscal», donde estaría obligado a convencer a los frentistas del casco urbano de plegarse a la subversión.

El Sombrismo ya tuvo su bautismo oficial durante el sábado, coronando la asunción de les concejales que aguardan los primeros debates sobre tablas en un Deliberante de tercios. El presidente que sucederá a María Inés Laurini, Juan Louge de Podemos, es quien mejor encarna los intereses de la Mesa, y las pruebas están en su pasado como productor, o en el rechazo encarnizado contra la Tasa que expusiera en la última sesión del 2023. No pasará de la primera del año entrante el próximo capítulo del conflicto.

Lo cierto es que durante los primeros meses del 2024, la propia comunidad azuleña será veedora de las prometidos servicios esenciales por parte del gobierno de Nelson Sombra. Habrá un año calendario para analizar los impactos reales de la Tasa, e incluso puede continuar el debate en torno a las tramas políticas que consensuaron su aprobación inusitada. Se cola un párrafo para sentar un debate postergado, como lo es el protagónico del «mayor contribuyente» en las finanzas y consecuentes prestaciones del Municipio, en su rol de reafirmar desde 1983 la ordenanza tributaria que suba del Legislativo. Pero todo juicio sobre la existencia del aporte adicional, todo reclamo sobre las prestaciones en salud, educación y otras áreas sensibles para el grueso social que asegura, no puede convertirse en una movilización fascista a cielo abierto.

Impuestazo y barbarie, asuntos separados.

 

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