El Nunca Más es el nuevo estallido

 

 

Pulverización de los derechos sociales, económicos y laborales adquiridos en dos siglos. Industricidio, explotación foránea de los recursos naturales, y venta al mejor postor de los territorios nativos. Daños estructurales sobre las bases democráticas y los pilares republicanos. Desregulación de la independencia económica, y entrega total de las soberanías nacionales al poder económico concentrado. Hambre y miseria planificada a expensas de la verdadera casta: el capital extranjero y los dueños criollos de todas las cosas. El decreto del presidente electo es un plan de negocios sobre los cimientos de la República Argentina.

Los daños de la autoproclamada “Bases para la reconstrucción de la economía argentina», en el país de los 6 de cada 10 que son pobres, pone en juego las condiciones básicas de existencia en este suelo. Ninguna de las 366 modificaciones que propone Javier Milei contra la legislación vigente, tiene impacto directo en las urgencias del que no come, ni en las necesidades del que naufraga a fin de mes.

Condensa las recetas de Martinez de Hoz, los planes de Cavallo, la bicicleta de Sturzenegger, y la deuda por 100 años de Caputo. Garantiza riquezas a los beneficiarios de ayer y de hoy; Macri, Musk, Galperín, Lewis o la Sociedad Rural Argentina; Swiss Medical, Farmacity, Arcor o Coca Cola; Clarín; La Nación o las sociedades anónimas.

Ya lo adelantaba el presidente en cadena nacional: la reforma procura “terminar con el modelo de la decadencia”, con el punto final de «la enorme cantidad de regulaciones que han impedido el crecimiento económico de nuestro país”. Exigió Milei a la ciudadanía “el máximo esfuerzo para evitar efectos trágicos”, y les prometió a los argentinos de bien que inician con esta medida el retono «a la primera potencia mundial que fue la Argentina en el siglo XX”.

La integridad del tejido social, las necesidades básicas satisfechas, la libertad misma, dependen de que el gran pueblo se resista a la suma de sus tragedias, sintetizadas en un golpe inconstitucional de 500 páginas:

 

DNU Milei

 

Es responsabilidad histórica del Congreso de la Nación, frenar un Ejecutivo que ignora el Poder Legislativo, atenta contra las constituciones y el Estado De derecho, e irá hasta el límite de los avales otorgados por el Poder Judicial. El Congreso de la Nación  – comisión bicameral mediante – debe poner un freno a un DNU viciado de origen, plagado de nulidades jurídicas e inconsistencias técnicas, plausible de ser juzgado como traición a la patria. Al presidente que juega a la suma del poder púbico en su primera quincena de gobierno, diputades y senadores deben recordarle que  “dentro de la ley, todo, y fuera de la ley, nada”.

No fueron “posibles manifestantes piqueteros”, sino el estupor con conciencia de clase, lo que burla el mentado protocolo anti protesta de Bullrich hace 48 horas. Al grito de “que se vayan todos”, de regreso al compás de las cacerolas, una pueblada recuperó las consignas del estallido el día de sus 22 años. Fracaso rotundo del teatro antidisturbio de Milei, a pesar de las requisas y demoras en transportes públicos, o la persecución fascista que volcó durante la movilización en torno a la resistencia del 2001. Ninguna de las reivindicaciones fácticas del terrorismo de Estado son coincidencia, viniendo del Gobierno que llama “excesos” a la tortura o la desaparición sin juicio, al robo de bebes o los vuelos de la muerte.

Como hijes y nietes privilegiados del nacer en democracia, fieles al compromiso de ser denuncia en tiempos difíciles, opositores a los medios que avalan el terror desde la desinformación, y enemigues de las dirigencias que atentan contra el pueblo argentino, Azul Hasta El Estallido continuará exponiendo los males que este vuelve a enfrentar.

Dirigencia política, gremios, sindicatos y movimientos tienen la responsabilidad del paro y las convocatorias de urgencia, exhortando esa rebelión popular que cope las calles, y sea la comunidad organizada que detenga los mismos atropellos que cicatrizan en sus propias pieles. Toda indecisión y omisión ocupará un lugar en la antología del llanto, y una burla a la máxima sarmientina de lo permitido cuando lo que peligra son nuestros laureles.

Progresar y llegar a fin de mes son verbos con sentencia de muerte, y el verdugo no discrimina fieles de votantes arrepentidos. Si no hay salida colectiva, no habrá vuelta atrás. Dijimos ni olvido ni perdón a estos mismos horrores. Dijimos nunca más.

Que la resistencia cotidiana al saqueo del presente, sea la base del futuro que el pasado encubierto busca desaparecer.

 

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