La universidad marcha, y las aulas no se venden

 

No declarada, la emergencia educativa existe por la propia motosierra del gobierno. En un contexto de gran depresión, de impiadoso como brutal ajuste contra sectores medios y bajos, aún sobrevuela aquella promesa electoral del Presidente de convertir escuelas en vouchers.

Lejos de pensarle como derecho esencial adquirido, para Javier Milei, la Educación Pública es un curro. Equivale a uno de los acérrimos bastiones enemigos de su mentada batalla cultural. Así lo ha delatado la campaña de desprestigio contra el sistema universitario público que pregona desde las PASO, y así lo ratifica con el recorte presupuestario al sector que sostuvo desde el día cero.

La saña comenzó apenas asumió el Poder Ejecutivo, cuando repitió el presupuesto de 2023 para las casas de estudio. La quita del 70% de los ingresos, robo injustificado y unilateral, afecta tanto el pago de los salarios docentes como de las tarifas de los servicios públicos. Si las universidades continúan dependiendo de los fondos prorrogados, la mayoría se verán forzadas a levantar clases para septiembre, dejando en coma al sistema educativo que, por gratuito, irrestricto y de calidad, nutre a la masa profesional capaz de traccionar a la Argentina.

De concretarse, la parálisis podría dejar a 300 mil trabajadores docentes y nodocentes en la calle a nivel nacional y a más 2.500 millones de alumnos en un limbo, sin chances de continuar con sus carreras.

Más de un millon de personas se convocaron hoy a lo largo del país para advertirle a Milei que si antes no fue posible, la motosierra tampoco podrá con la fuerza de las aulas del pueblo.

De la falsa promesa a la denuncia a cielo abierto: claves para entender por qué la universidad está en peligro

Durante las últimas semanas, los directivos de las universidades nacional advirtieron que los fondos asignados por el Gobierno Nacional los obligaría a dejar de funcionar en el primer semestre del año o incluso antes. Los reclamos se multiplicaron este lunes. A los abrazos simbólicos que hubo en distintas dependencias de la Universidad de Buenos Aires, se sumó una protesta masiva en el Hospital de Clínicas, que depende de la Facultad de Medicina de esa Casa.

El monto asignado para funcionamiento (no incluye salarios) fue firmado en octubre de 2022 para el año 2023, y no prevé composición por la inflación que a abril de 2024 superó el 270%. Aunque el Gobierno nacional anunció el jueves una propuesta de mejora –un 70% en mayo para gastos de funcionamiento, que se suma al 70% otorgado en marzo, junto con una partida extraordinaria de $14.400 millones para los hospitales universitarios–, desde las universidades afirman que el monto solo cubre la mitad de la inflación acumulada y sostendrán la medida del martes.

La propuesta fue planteada al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), según informaron los funcionarios nacionales de la cartera que dirige la ministra Sandra Pettovello. “De acuerdo a lo previsto por el Gobierno Nacional se dispuso un aumento del 70% en marzo llevando la asignación por gastos de funcionamiento a $10.075.851.995 mensuales para las Universidades Nacionales y otro 70% en el mes de mayo alcanzando los $14.224.732.213 mensuales, totalizando un 140% de aumento sobre la asignación base de $5.926.971.777 mensuales. Además, se dispuso una partida extraordinaria para atender las necesidades de los hospitales universitarios de $14.403.479.661″, detalló el comunicado.

Desde el CIN remarcaron que no se trató de un acuerdo, “sino de un anuncio del Gobierno”. En este marco sostienen “el planteo de incrementos necesarios para gastos de funcionamiento y becas estudiantiles, actualización de salarios docentes y nodocentes, y reactivación de las políticas de ciencia, investigación y extensión y el financiamiento de obras”.

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